martes, 22 de diciembre de 2020
sábado, 21 de noviembre de 2020
La práctica de la justicia
“La justicia es el orgullo de una nación; el pecado es su vergüenza.” Proverbios 14,34
Francis Nathan Peloubet, clérigo, autor y editor, dijo cierta vez: “Hay un largo escrito de advertencias colocado firmemente en la pared de cada pecador. Por algún tiempo, este escrito puede ser invisible, como la escritura llamada ‘simpática’, que no se puede ver hasta poner el papel en contacto con el fuego o con ciertas substancias químicas; pero ese escrito está grabado en donde los ojos del pecador lo verán algún día, y está allí como una amonestación para el arrepentimiento. Igualmente, las leyes eternas de Dios, y su providencia, son como una mano gigante que escribe el desastre de cada nación que no quiere ser justa. Sería muy bueno que esas naciones pudieran ver el manuscrito y leer con atención lo que allí se dice.” La justicia, sabemos, es uno de los atributos del Reino. Justicia que es producto del amor y hacedora de la paz. Cuando esta no existe es porque el amor se ausenta y, consecuentemente, se ausenta la justicia. Allí es entonces que entra el pecado al mundo, interrumpiendo las plenas relaciones entre los hombres, y, las relaciones de los hombres con Dios. Por eso, toda nación que se precie de ser cristiana debe abogar incansablemente por la consecución de la justicia, teniendo como marco la justicia de Dios cuyo testimonio hallamos en su Palabra. Lo contrario de esto es la injusticia, la vergüenza del pecado, la práctica del desamor. No podemos construir un mundo solidario y justo sin esos gestos de amor que hagan posible una sociedad más humana, más fraterna, fundada en el amor y la misericordia del Dios altísimo.
viernes, 20 de noviembre de 2020
Carbones en la hoguera
“No dejemos de asistir a nuestras reuniones, como hacen algunos, sino animémonos unos a otros; y tanto más cuanto que vemos que el día del Señor se acerca.” Hebreos 10,25
“Un feligrés en particular era la preocupación del pastor. En vano le hablaba con amor para ayudarlo a participar fielmente de los cultos. Pero todo parecía en vano. Un día, al visitarlo, lo halló sentado ante el fuego del hogar, calentándose. El pastor, después de saludarlo, se sentó junto a él; y tomando las tenazas se dedicó a tomar los carbones de la hoguera para ponerlos separados unos de otros. El miembro de la iglesia dejó que el pastor hiciera eso y no le dijo nada. El pastor preguntó: ¿Qué les sucederá ahora, separados cómo están? Se apagarán, contestó el miembro. Siguió un momento de silencio. Al fin el hombre habló: Soy uno de estos carbones, ¿verdad, pastor? Exactamente, respondió el pastor. Entonces aquel hermano dijo: Vamos a orar a Dios, pastor, para que no lo sea más desde este día. Y desde aquel día este miembro negligente se mostró más fiel a su comunidad, a su iglesia, y a su Señor.” Todo aquel que ha sido bautizado y recibido como miembro de una congregación es de vital importancia para la conformación, testimonio y compromiso de la iglesia de Jesucristo. Por eso se hace imprescindible sostener a nuestras comunidades no solo con nuestras ofrendas sino, también, con nuestra participación cultica activa. El culto es el centro de nuestras comunidades de fe y, a su vez, es el punto de encuentro que, como hermanos y hermanas, tenemos para profundizar la comunión y el diálogo fraterno. Dios nos bendiga en plenitud. Amén.
jueves, 19 de noviembre de 2020
¡Ojo con la soberbia!
“…mientras el rey se paseaba por la terraza de su palacio…, dijo: ¡Miren qué grande es Babilonia! Yo, con mi gran poder, la edifiqué…, para dejar muestras de mi grandeza. Todavía estaba hablando… cuando se oyó una voz del cielo, que decía: Oye esto, rey Nabucodonosor. Tu reino ya no te pertenece; serás separado de la gente y vivirás con los animales;… hasta que reconozcas que el Dios altísimo tiene poder sobre todas las naciones…, y que es él quien pone como gobernante a quien él quiere. En ese mismo instante se cumplió la sentencia anunciada, y Nabucodonosor fue separado de la gente; comió hierba…, y el rocío empapó su cuerpo, hasta que el pelo y las uñas le crecieron como si fueran plumas y garras de águila.”
Daniel 4,29-33
“Un hombre se jactaba de que no había nada que pudiese sujetar su voluntad a Dios y que le impidiera proceder como él quisiera. Un domingo, mientras sus vecinos iban al culto, él se quedó en casa trabajando, para demostrar así que él hacía lo que quería. Pero durante su trabajo le ocurrió un accidente que le ocasionó la pérdida total de un ojo y le dañó gravemente el otro. Durante el tiempo que tuvo que permanecer en casa para atenderse, reflexionó sobre su estado físico y reconoció lo peligroso de él. Por el peligro en que había estado su cuerpo, comprendió el peligro en que se hallaba su alma, si no se humillaba y arrepentía de sus pecados delante del Señor. Así lo hizo, y desde entonces pudo dar alabanza al Señor por su gracia y misericordia, y por haberle hecho reconocer su soberbia por medio de aquel accidente.”
jueves, 22 de octubre de 2020
Las obras de caridad
“Pues ustedes, que sobresalen en todo: en fe, en facilidad de palabra, en conocimientos, en buena disposición para servir y en amor que aprendieron de nosotros, igualmente deben sobresalir en esta obra de caridad.” 2 Corintios 8,7
Dwight L. Moody fue un conocido evangelista y editor estadounidense. “En una ocasión Moody reunió a un grupo de industriales y comerciantes cristianos para hablarles de los problemas financieros de una campaña de evangelización. ‘Vamos a hacer una reunión de oración ahora mismo’, dijo uno de ellos piadosamente, ‘para pedir al Señor que mande los medios’. ‘No’, dijo Moody con energía; ‘lo que hay que hacer es levantar una ofrenda ahora mismo’.” Uno de los grandes inconvenientes que se suscita al momento de la atención y mantenimiento de la obra del Señor es el económico. Nos desvelamos pensando en una y otra manera de sostener la tarea, y, muchas veces, olvidamos que la solución está en nosotros mismos. “Se cuenta que una iglesia tenía serios problemas de filtraciones en su techo. La feligresía estaba muy preocupada por el tema. Cierto domingo, luego de la predica, el pastor anunció: tengo una buena y una mala noticia con respecto al techo de nuestro templo. Como es usual la gente quiso saber antes que nada acerca de la primera. Pues bien, respondió el pastor, ya tenemos la plata para el arreglo del techo. La feligresía prorrumpió en gritos de júbilo, luego de los cuales alguien pregunto: ¿y cuál es la mala? Que la plata esta en nuestros bolsillos, respondió el clérigo.” La exhortación del apóstol es clara, si sobresalimos en fe, en buena disposición para servir y en amor, igualmente debemos sobresalir en obras de caridad.
martes, 20 de octubre de 2020
Cuida tu lengua
“…la lengua; es una parte muy pequeña del cuerpo,… capaz de grandes cosas. ¡Qué bosque tan grande puede quemarse por causa de un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego. Es un mundo de maldad…, que contamina a toda la persona. …hace arder todo el curso de la vida. El hombre es capaz de dominar toda clase de fieras, de aves, de serpientes y de animales del mar, y los ha dominado; pero nadie ha podido dominar la lengua. Es un mal que no se deja dominar y que está lleno de veneno mortal. Con la lengua, lo mismo bendecimos a nuestro Señor y Padre, que maldecimos a los hombres creados por Dios… De la misma boca salen bendiciones y maldiciones.”
Santiago 3,5-10
Charles Spurgeon fue un pastor bautista reconocido por sus prédicas, tanto que es llamado ‘el príncipe de los predicadores’. “En cierta ocasión lucía una larga y vistosa corbata de aquellas que estaban de moda en la época en que llenaba los templos y salones de espectáculos más grandes de Londres. Después de la predicación, se le acercó una señora que era conocida de él: de esas que son muy devotas; pero cuya mayor preocupación es descubrir los defectos del prójimo. Señor Spurgeon, le dijo, he traído mis tijeras; pues deseo acortarle esa corbata que es muy mundana y demasiado larga para un predicador del evangelio. Corte como quiera, señora, fue la respuesta. Pero antes permítame usar sus tijeras para cortar algo que usted lleva, una cosa que es demasiado larga, y que produce grave daño a su testimonio cristiano. La mujer sorprendida, no se opuso en absoluto. Entonces Spurgeon, sonriendo, le dijo: Saque la lengua, señora.”
jueves, 15 de octubre de 2020
Poner en práctica el Evangelio
“Pero no basta con oír el mensaje; hay que ponerlo en práctica, pues de lo contrario se estarían engañando ustedes mismos. El que solamente oye el mensaje, y no lo practica, es como el hombre que se mira la cara en un espejo: se ve a sí mismo, pero en cuanto da la vuelta se olvida de cómo es. Pero el que no olvida lo que oye, sino que se fija atentamente en la ley perfecta de la libertad, y permanece firme cumpliendo lo que ella manda, será feliz en lo que hace.” Santiago 1,22-25
Cierta vez, “cuando una anciana salía de la iglesia, una amiga la encontró y le preguntó: ¿Ya terminó el sermón? No, respondió la anciana, ya lo predicaron, pero no se ha terminado. Ahora voy a hacer mi parte del sermón, a vivirlo. Cuando una congregación, por pequeña que sea reacciona de manera tal por causa del Evangelio de Jesucristo, el beneficio es incalculable.” Muchas veces ocurre que alabamos las bondades de una buena predicación. Ya sea por la expresividad y efusividad de quien predica, o, por su carisma, nos extasiamos en aquello que escuchamos olvidando que:
1. A quien debemos oír es al Evangelio, y,
2. Aquello que el Evangelio proclama debe ser puesto por obra.
La escucha atenta de la Palabra debe llevarnos a la acción concreta como testimonio de aquello que hemos oído. El apóstol es sumamente claro en este sentido: “…no basta con oír el mensaje; hay que ponerlo en práctica…” Sabemos que, si realmente creemos en la Palabra de Dios, esta debe ser puesta por práctica una y otra vez todos los días de nuestras vidas. Dios bendiga nuestro testimonio. Amén.
miércoles, 14 de octubre de 2020
Para un camino de santidad
“Oh Dios, examíname, reconoce mi corazón; ponme a prueba, reconoce mis pensamientos; mira si voy por el camino del mal, y guíame por el camino eterno.” Salmo 139,23-24
“Juan Wesley, iniciador del movimiento metodista, dijo que el hombre más santo lo era porque diariamente se examinaba para saber si su proceder estaba de acuerdo con los planes de Dios, para lo cual se hacía las siguientes preguntas:
1. ¿Desperté espiritualmente y tuve cuidado de guardar mi mente de pensamientos errantes, cuando me levanté esta mañana?
2. ¿Me he acercado a Dios en oración o he dado lugar a la pereza y a la desidia espiritual?
3. ¿Se ha debilitado mi fe por no haber velado, o ha sido avivada por haberla puesto en actividad hoy?
4. ¿He andado hoy por fe, y he procurado ver a Dios en todas las cosas?
5. ¿Me he negado a mí mismo al usar palabras y al expresar pensamientos poco bondadosos? ¿Me he debilitado espiritualmente al ver que prefieren a otros en mi lugar?
6. ¿He aprovechado mi tiempo precioso, mis fuerzas y mis oportunidades según la luz que Dios me ha dado?
7. ¿He guardado mi corazón en un ambiente de gracia, de modo que haya sacado provecho?
8. ¿Qué he hecho hoy por los cuerpos y por las almas de los santos?
9. ¿He derrochado cualquier cosa por agradarme a mí mismo, cuando podía haber guardado el dinero para la casa de Dios?
10. ¿He gobernado bien mi lengua, recordando que en la multitud de palabras no falta pecado?
11. ¿En cuántas ocasiones me he negado a mí mismo hoy?
12. ¿Mi vida y mis palabras han honrado el evangelio de Cristo?”
martes, 13 de octubre de 2020
viernes, 2 de octubre de 2020
Oración que es poder
“No dejen ustedes de orar: rueguen y pidan a Dios siempre, guiados por el Espíritu. Manténganse alerta, sin desanimarse, y oren por todo el pueblo santo. Oren también por mí, para que Dios me dé las palabras que debo decir, y para que pueda hablar con valor y dar así a conocer el designio secreto de Dios, contenido en el evangelio.” Efesios 6,18-19
Se cuenta que cierta vez “un pastor visitaba a una anciana que era miembro de su congregación. Dicha anciana había estado inválida durante mucho tiempo. Lamento mucho haber llegado a esta hora, le dijo; pero he tenido que recorrer todo el pueblo antes de venir. Yo también, señor pastor, acabo de recorrer todo el pueblo. ¿Cómo es posible? Usted no puede moverse de la cama. ¡Ah, contestó la viejecita; mi alma no está atada a la cama, y así todos los días recorro el pueblo con mis oraciones, sin moverme de aquí!” La oración es el diálogo fecundo que me abre no solo a Dios sino también a mis hermanos y hermanas. Oración que es acción puesto que nos pone en marcha hacia aquel que sufre. Oración que es poder, manifestación visible del invisible e invencible Espíritu del Señor. La oración es una de las acciones más productivas que un creyente puede tener, pues no hay límites para la oración. Por eso la exhortación del apóstol, no dejen ustedes de orar: rueguen y pidan a Dios siempre. Orar por todo el pueblo santo, y, también, por quien ha de ministrar la Palabra. Oración que es petición, pero también agradecimiento. Oración que es siempre presencia viva del Cristo resucitado en medio de la comunidad de fe reunida.
miércoles, 30 de septiembre de 2020
Calma tras la tormenta
“El monte Sión es un montón de ruinas; en él van y vienen las zorras.” Lamentaciones 5,18
“Al aproximarse a Jerusalén dos rabinos vieron una zorra que corría en el monte Sión. Uno de los rabinos, llamado Josué, se puso a llorar; pero el otro llamado Eleazar, se rió. ¿Por qué te ríes?, preguntó el que lloraba. ¿Y por qué lloras?, preguntó el que reía. Lloro, dijo el primero, porque veo el cumplimiento de lo que dice el libro de las Lamentaciones, pues el monte Sión está desolado y las zorras corren por él. Pues por la misma causa estoy riéndome, contestó el rabino Eleazar, pues cuando con mis propios ojos veo que Dios ha cumplido sus amenazas al pie de la letra, aumenta mi seguridad de que ninguna de sus promesas dejará de cumplirse: porque siempre está más dispuesto a manifestar su misericordia que a manifestar su severidad.” Un mismo acontecimiento, dos miradas que lo interpretan. Un mismo problema, una dificultad, dos respuestas. Muchas veces ocurre que frente a los acontecimientos difíciles, ante los problemas que nos rodean y angustian, surge la posibilidad de una respuesta negativa y otra positiva. Ante un mismo hecho, ante una misma zorra que corre por delante, dos interpretaciones contrapuestas. Surge el llanto, pero, también, la risa. La zorra es señal visible que aquello que ha sido profetizado está pronto a cumplirse, pero, a su vez, más allá de esa señal que en apariencia es destrucción y muerte, se levanta enhiesta la esperanza: Las promesas de Dios no dejarán de cumplirse, ahora bien, Él siempre está más dispuesto a manifestar su misericordia que a manifestar su severidad. Siempre sobreviene la calma tras la tormenta.
lunes, 28 de septiembre de 2020
¿Qué tipo de espiga somos?
“Pero Dios nos ayuda más con su bondad, pues la Escritura dice: Dios se opone a los orgullosos, pero trata con bondad a los humildes.” Santiago 4,6
“Iba un labrador a visitar sus campos para ver si estaban en sazón la cosecha. Había llevado consigo a su pequeña hija, Luisita. Mira, papá, dijo la niña sin experiencia, cómo algunas de las cañas de trigo tienen la cabeza erguida y altiva; sin duda serán las mejores y las más distinguidas: esas otras de su alrededor, que la bajan casi hasta la tierra, serán seguramente las peores. El padre cogió algunas espigas y dijo: Mira bien, hija mía: ¿ves estas espigas que con tanta altivez levantan la cabeza? Pues están enteramente vacías. Al contrario, estas otras que la doblan con tanta modestia, están llenas de hermosos granos. El sabio y el bueno son humildes: la soberbia es propia del ignorante y del malo.” Frente a la vida, y frente aquellos que nos rodean, tenemos la posibilidad de actuar y relacionarnos ya sea con humildad o con soberbia. Del resultado de nuestra actitud dependerá si hemos sabido dar muchos o pocos frutos. No por más erguidos y altivos que permanezcamos ello redundará en beneficio. Al contrario, a menudo ocurre que la soberbia nos impide ver lo que ocurre y sucede a nuestro lado. En cambio, siendo humildes y generosos, abriendo nuestros brazos y corazones hacia aquellos que nos rodean, esto permite al grano ser fecundo. Por eso, la manifestación del Reino de Dios encuentra terreno propicio en los corazones de aquellos que se vacían de sí mismos para ser llenos de su bondad y misericordia. Entonces, hermanos, ¿cómo se encuentran hoy nuestras espigas?
miércoles, 23 de septiembre de 2020
Manantial de agua viva
“El último día de la fiesta era el más importante. Aquel día Jesús, puesto de pie, dijo con voz fuerte: Si alguien tiene sed, venga a mí, y el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura, del interior de aquél correrán ríos de agua viva.” Juan 7,37-38
Se cuenta que “recorriendo los caminos del país de Gales iba un ateo, el señor Hone; iba a pie y al caer la tarde sintióse cansado y sediento. Se detuvo a la puerta de una choza donde una niña estaba sentada leyendo un libro. Le pidió el viajero agua; la niña le contestó que si gustaba pasar su madre le daría también un vaso de leche. Entró el señor Hone en aquel humilde hogar donde descansó un rato y satisfizo su sed. Al salir vio que la niña había reasumido la lectura, y le preguntó: ¿Estás preparando tu tarea pequeña? No señor, contestó la niña, estoy leyendo la Biblia. Bueno ¿te impusieron de tarea que leyeras unos capítulos? Señor, para mí no es tarea leer la Biblia, es un placer. Esta breve plática tuvo tal efecto en el ánimo del señor Hone, que se propuso leer él también la Biblia, convirtiéndose en uno de los más ardientes defensores de las sublimes verdades que ella enseña.” En nuestro tránsito por el desierto de la vida, a menudo sobreviene la sed más abrasadora. Cansados y sedientos sentimos nuestras fuerzas desfallecer y, pareciera, no obtener solución a nuestros pesares. Es allí donde brota de la roca enhiesta que es Jesucristo el manantial de agua viva, testimonio del cual hallamos en la Biblia. Agua que, sabemos, es capaz de saciar nuestra sed más profunda.
martes, 22 de septiembre de 2020
La torre del arrepentimiento
“…Juan pasó por todos los lugares junto al río Jordán, diciendo a la gente que ellos debían volverse a Dios y ser bautizados, para que Dios les perdonara sus pecados.” Lucas 3,3
“En las cercanías de Hoddam Castle, Dumfrieshire (Escocia), había una torre llamada La Torre del Arrepentimiento. Se refiere que en cierta ocasión un barón inglés, al caminar cerca de ese castillo, vio a un pastorcito que estaba tendido sobre el césped y leyendo atentamente la Biblia. ¿Qué estás leyendo, muchacho?, preguntó el transeúnte. La Biblia, señor, respondió el niño. ¡La Biblia! Tú debes ser más sabio que el cura párroco. ¿Puedes decirme cuál es el camino para ir al cielo? En seguida el pastorcito, sin desconcertarse por el tono burlón de aquel hombre, repuso: Sí señor, puedo: usted debe tomar el camino hacia aquella torre. El barón se dio cuenta de que el niño había aprendido muy bien la lección de su libro, y después de pronunciar una insolencia siguió su camino en silencio. Lector: ¿Ya has estado en La Torre del arrepentimiento? Si no..., pues ya sabes: debes entrar en ella...” La exhortación del profeta es clara: Hay que volverse a Dios en busca del perdón. Recibir el bautismo como señal de ello. Esto requiere un profundo examen de conciencia. El poder pensar cómo estamos, cual es nuestra condición. Y, cada vez que examinamos nuestras vidas, ver aquellas actitudes que nos separan de Dios y del hermano, y, así, arrepentirse de las mismas. La Biblia, Palabra de Dios, es la guía que nos permite conocer y vislumbrar nuestro yerro. La humildad, la condición que permite aceptar nuestra condición y encaminar nuestros pasos hacia el perdón de Dios.
sábado, 19 de septiembre de 2020
El alfiler y la aguja
“No dejen de amarse unos a otros como hermanos.” Hebreos 13,1
Cierta vez: “Un alfiler y una aguja encontrándose en una cesta de labores y no teniendo nada qué hacer, empezaron a reñir, como suele suceder entre gentes ociosas, entablándose la siguiente disputa: ¿De qué utilidad eres tú? Dijo el alfiler a la aguja; y ¿cómo piensas pasar la vida sin cabeza? Y a ti, respondió la aguja en tono agudo, ¿de qué te sirve la cabeza si no tienes ojo? ¿Y de qué te sirve un ojo si siempre tienes algo en él? Pues yo, con algo en mi ojo, puedo hacer mucho más que tú. Sí; pero tu vida será muy corta, pues depende de tu hilo. Mientras hablaban así el alfiler y la aguja, entró una niña deseando coser, tomó la aguja y echó mano a la obra por algunos momentos; pero tuvo la mala suerte de que se rompiera el ojo de la aguja. Después cogió el alfiler, y atándole el hilo a la cabeza procuró acabar su labor; pero tal fue la fuerza empleada que le arrancó la cabeza y disgustada lo echó con la aguja en la cesta y se fue. Con que aquí estamos de nuevo, se dijeron, parece que el infortunio nos ha hecho comprender nuestra pequeñez; no tenemos ya motivo para reñir. ¡Cómo nos asemejamos a los seres humanos que disputan acerca de sus dones y aptitudes hasta que los pierden, y luego... echados en el polvo, como nosotros, descubren que son hermanos!” A todos tarde o temprano nos sobrevienen las aflicciones. Cuando esto ocurre, es bueno pensarse prójimo, cercano. Eso permitirá aliviar la pena, el dolor, hermanados en la esperanza.
jueves, 17 de septiembre de 2020
Las dos ranas
“En todo esto tengan en cuenta el tiempo en que vivimos, y sepan que ya es hora de despertarnos del sueño. Porque nuestra salvación está más cerca ahora que al principio, cuando creímos en el mensaje.” Romanos 13,11
Se cuenta que: “Dos ranas, una optimista y otra pesimista, cayeron al mismo tiempo en dos vasijas que contenían leche. La rana pesimista dice: No puedo salir de este cacharro, porque las paredes son muy lisas. No puedo respirar en la leche, voy a asfixiarme, estoy perdida. Y, en efecto, se asfixia y muere. La rana optimista no sabe tampoco qué hacer; pero como es optimista trata de hacer algo y se agita en todos sentidos. Como se está moviendo continuamente, bate la leche con tanto vigor que ésta se transforma en mantequilla. La rana entonces se sienta sobre la mantequilla y puede respirar libremente. Esto prueba que quien posee un carácter optimista hace siempre algo, aun cuando no sepa qué hacer para salir en una situación difícil; pero sigue luchando y confiando en Dios y él es poderoso para hacernos más que vencedores.” La iglesia, cuerpo de Cristo pueblo del Señor, vive anhelando la venida y definitiva presencia del Reino. Pero, esta espera, más allá de las circunstancias que la rodeen, debe ser una espera activa, dinámica. Más allá de las dificultades y las pruebas que la vida nos vaya poniendo por delante, confiar en que el Dios todopoderoso estará presente en todo momento y lugar e irá dando respuestas a cada una de las vicisitudes que vivamos. Por eso la exhortación a despertar del sueño, a quitarnos la modorra y la pereza, a allanar el camino de Aquel que viene.
sábado, 13 de junio de 2020
Poniendo en práctica los mandatos del Señor
viernes, 12 de junio de 2020
Palabra dada, palabra sagrada
1 Reyes 1,29
jueves, 11 de junio de 2020
Una madre intercede por su hijo
miércoles, 10 de junio de 2020
La caña de bambú
martes, 9 de junio de 2020
La rosa más bella
lunes, 8 de junio de 2020
Las tres monedas de oro
domingo, 7 de junio de 2020
Vayan pues a las naciones
sábado, 6 de junio de 2020
Un mensaje importante
viernes, 5 de junio de 2020
Una pequeña vela
jueves, 4 de junio de 2020
Convence, reprende y anima
2 Timoteo 4,1-2
miércoles, 3 de junio de 2020
Un paquete de galletas
2 Timoteo 3,16
martes, 2 de junio de 2020
Tu vida es un reflejo de ti
2 Timoteo 3,1
lunes, 1 de junio de 2020
¡Que todo lo que respira alabe al Señor!
“Alabad al Señor en el cosmos
Su santuario
de un radio de 100.000 millones de años luz
Alabadle por las estrellas
y los espacios interestelares
alabadle por las galaxias
y los espacios intergalácticos
alabadle por los átomos
y los vacíos interatómicos
Alabadle con el violín y la flauta
y con el saxofón
alabadle con los clarinetes y el corno
con cornetas y trombones
con cornetines y trompetas
alabadle con violas y violoncelos
con pianos y pianolas
alabadle con blues y jazz
y con orquestas sinfónicas
con los espirituales de los negros
y la 5a de Beethoven
como guitarra y marimbas
alabadle con tocadiscos
y cintas magnetofónicas
Todo lo que respira alabe al Señor
toda célula viva
Aleluya”
domingo, 31 de mayo de 2020
La fiesta del Espíritu
sábado, 30 de mayo de 2020
Buscar con el corazón
viernes, 29 de mayo de 2020
Entregar el corazón no duele
jueves, 28 de mayo de 2020
Un plato lleno de leche
miércoles, 27 de mayo de 2020
La siembra de melones
2 Timoteo 1,6