“Oh Dios, examíname, reconoce mi corazón; ponme a prueba, reconoce mis pensamientos; mira si voy por el camino del mal, y guíame por el camino eterno.” Salmo 139,23-24
“Juan Wesley, iniciador del movimiento metodista, dijo que el hombre más santo lo era porque diariamente se examinaba para saber si su proceder estaba de acuerdo con los planes de Dios, para lo cual se hacía las siguientes preguntas:
1. ¿Desperté espiritualmente y tuve cuidado de guardar mi mente de pensamientos errantes, cuando me levanté esta mañana?
2. ¿Me he acercado a Dios en oración o he dado lugar a la pereza y a la desidia espiritual?
3. ¿Se ha debilitado mi fe por no haber velado, o ha sido avivada por haberla puesto en actividad hoy?
4. ¿He andado hoy por fe, y he procurado ver a Dios en todas las cosas?
5. ¿Me he negado a mí mismo al usar palabras y al expresar pensamientos poco bondadosos? ¿Me he debilitado espiritualmente al ver que prefieren a otros en mi lugar?
6. ¿He aprovechado mi tiempo precioso, mis fuerzas y mis oportunidades según la luz que Dios me ha dado?
7. ¿He guardado mi corazón en un ambiente de gracia, de modo que haya sacado provecho?
8. ¿Qué he hecho hoy por los cuerpos y por las almas de los santos?
9. ¿He derrochado cualquier cosa por agradarme a mí mismo, cuando podía haber guardado el dinero para la casa de Dios?
10. ¿He gobernado bien mi lengua, recordando que en la multitud de palabras no falta pecado?
11. ¿En cuántas ocasiones me he negado a mí mismo hoy?
12. ¿Mi vida y mis palabras han honrado el evangelio de Cristo?”
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