sábado, 26 de junio de 2021

Llamados a lanzar redes

“Jesús pasaba por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano Andrés. Eran pescadores, y estaban echando la red al agua. Les dijo Jesús: Síganme, y yo haré que ustedes sean pescadores de hombres. Al momento dejaron sus redes y se fueron con él.” 

Marcos 1,16-18

“El pastor había predicado un sermón muy interesante acerca del discipulado. Después de esto una mujer se le acercó y le dijo: Yo soy una pobre viuda, tengo varios niños, y tengo que trabajar tejiendo todo el día. ¿Qué tiempo me queda para la tarea? El pastor la miró bondadosamente, y le dijo: ¿Quién le trae la leche? Ella contestó: El lechero. El pastor preguntó: ¿Quién le trae el pan? Ella respondió: El panadero. El pastor, sonriente, la miró y le dijo: Hermana, que Dios la ayude. La mujer se fue a su casa, y como ya era de noche se acostó; pero no pudo dormir ni olvidar esas palabras. La mañana siguiente se levantó más temprano que de costumbre, y no sacó la botella vacía. Cuando el lechero llegó y no vio dicha botella tocó en la puerta, salió la señora y con voz temblorosa le dijo al lechero: Escúcheme usted un momento por favor. Quiero hacerle una pregunta: ¿Alguna vez ha pensado en el sentido de su vida? El lechero la miró con ansiedad, y le dijo: Esa es la pregunta que he estado haciéndome las dos últimas semanas. La señora le dijo: Entre usted, y le diré algo sobre este asunto. En ese lugar y en ese momento aquella señora condujo a su lechero a Cristo, y él lo aceptó como su Señor y Salvador.” 

sábado, 19 de junio de 2021

Al contemplar la excelsa cruz

“Háblense unos a otros con salmos, himnos y cantos espirituales, y canten y alaben de todo corazón al Señor.” Efesios 5,19

Cierta vez “un muchacho que siempre asistía a los cultos, salió disgustado de los himnos escuchados durante el servicio, y le dijo a su padre: Papá, ¿por qué cantan himnos tan feos? Si no te gustan, le contestó su padre, escribe otros mejores. Isaac Watts, que así se llamaba el muchacho, no se disgustó sino que, por el contrario, ese mismo día escribió un himno y lo llevó para que lo cantaran en la iglesia. El himno gustó tanto, que rogaron al muchacho que escribiera otros, a lo cual él accedió gustoso. Escribía himnos cada vez que sentía deseos de hacerlo, y continuó escribiendo durante toda su vida. Este muchacho, a los siete años estudiaba gramática y latín; a los nueve aprendió el griego; a los diez el francés; y a los trece el hebreo. A los veinticuatro años predicó su primer sermón y continuó predicando y escribiendo himnos hasta una edad avanzada, pues murió a los setenta y cuatro años.” Uno de sus himnos más conocidos es ‘Al contemplar la excelsa cruz’, que dice: “Al contemplar la excelsa cruz en que el divino rey murió, cuantos tesoros ven la luz con gran desdén contemplo yo. No me permitas, Dios, gloriar más que en la muerte del Señor: Lo que más pueda ambicionar pronto abandono por su amor. De su cabeza, manos, pies, preciosa sangre allí corrió; corona vil de espinas fue la que Jesús por mí llevó. El mundo entero no será presente digno de ofrecer: Amor tan grande y sin igual en cambio exige todo el ser.”

sábado, 12 de junio de 2021

Hacia el suspirado puerto

“Por eso, nosotros, teniendo a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe, dejemos a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos enreda, y corramos con fortaleza la carrera que tenemos por delante.” Hebreos 12,1

Un autor anónimo escribió cierta vez este poema: “Como la gota que la peña horada, / cayendo levemente noche y día, / así consigue ver con alegría / la paciencia, su obra terminada. Nadie le estorba ni arrebata nada, / al perseguir su objeto con porfía; / prosigue su labor, y en Dios confía / hasta llegar al fin de la jornada. Con gotas de agua formáronse los mares / con menudas arenas, el desierto, / con minutos, períodos seculares. Con la paciencia y derrotero cierto, / el peregrino llega a sus hogares / y el navegante al suspirado puerto.” En el camino por el desierto de nuestras vidas. En el desandar los pasos tras el testimonio y el compromiso fecundo a favor del Reino. En el involucrarnos cada día en la proclamación de la Palabra. En toda tarea que la comunidad de fe emprende o realiza. Cada vez, toda vez, suelen surgir problemas y dificultades. Por eso, como creyentes en el Señor Jesucristo, debemos cultivar la paciencia para así poder dejar “a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos enreda” y correr “con fortaleza la carrera que tenemos por delante”. A pesar de los inconvenientes y sinsabores que puedan surgir en la prosecución del Reino, debemos confiar plenamente que es Él quien, a través de su Santo Espíritu, fructificará la obra. De nosotros y nosotras depende ponernos en marcha hacia el “suspirado puerto”

sábado, 5 de junio de 2021

El valor de las pequeñas cosas

“Cuida tu mente más que nada en el mundo, porque ella es fuente de vida.” Proverbios 4,23

Un pensamiento puede transformar nuestro entorno, cambiar el curso de los acontecimientos. Un pensamiento, por pequeño que sea, puede cambiar nuestras actitudes y la de otros. Podemos pensar el bien o el mal, y ambos, sabemos, tendrán consecuencias que se verán expresadas en nuestros actos. Por un pensamiento que emana de nuestra mente podemos crear y también destruir. Se cuenta que “el gran artista Miguel Ángel tardó mucho tiempo en dar los últimos toques a una de sus obras más famosas. Cierto amigo que lo visitaba casi todos los días le preguntaba siempre: ¿Qué has hecho hoy? A lo cual el maestro contestaba: Hoy he perfeccionado ese detalle en la mano, he mejorado la sombra en aquella arruga, he arreglado la luz en aquella parte del vestido, etcétera. Pero esas son pequeñeces, dijo un día el visitante. Ciertamente, contestó Miguel Ángel; pero la perfección se hace de pequeñeces; y la perfección no es ninguna pequeñez.” Todo el pensamiento del artista estaba puesto en esos pequeños detalles que, sabía, tendrían un valor incalculable en la obra una vez que esta estuviera finalizada. Así también cada uno de los pensamientos que emanan de nuestra mente, por pequeños que sean, obraran como consecuencia en la perfección de la tarea. En la consecución del Reino, cada gesto, cada palabra, cada acto donde podamos hacerlo presente, por pequeño que sea, hará posible allanarle el camino. Allí donde, al igual que el artista, estemos atentos a perfeccionar los pequeños detalles, a cuidar nuestra mente para que de ella manen pensamientos positivos, allí se hará presente Cristo, fuente de vida.