En el paisaje se puede ver un molino con su tanque en medio del agua.
Pero hay un largo camino todavía. Un camino de aprendizaje, un camino para recordar que estamos en la mano de Dios y que no nos abandona. Que siempre después de la lluvia sale el sol y que después de la sequía viene el agua.
Si, el camino el largo y se necesita de la perseverancia, de la confianza en que si la avena recién nacida se vuela, hay que sembrar trigo, y volver a insistir hasta el cansancio. Dios nos acompaña en todo este proceso, difícil para los jóvenes, pero parte de la vida para los mayores.
¡Gracias, Señor, por tu amor infinito! ¡Gracias porque a través de las dificultades nos permites valorar tus bendiciones! ¡Gracias, Señor, porque a pesar de que no siempre te respondemos de la misma manera siempre estás a nuestro lado!
Estela Andersen