Después de tanta sequía y voladura de tierra, parecería que la tierra ya no quiere absorver el agua. Incluso, a la altura de "La Querencia", se ha formado una laguna que traspasa la ruta. Por esa razón, se han visto obligados a construir un terraplén.
Este terraplén es de una sola mano, por lo que los vehículos tienen que pasar por turno.
Más adelante, una vez que esté bien apisonado el camino, se le pondrá asfalto encima. Así quedará por siempre el recuerdo de la inundación después de la sequía.
Mismo con estos contratiempos, y que para los productores de cebollas, las lluvias tan continuas que riegan esta zona, no les es tan propicio, es una gran bendición para todos. Ya que después de tantos ruegos, Dios los ha escuchado y les ha dado respuesta.
Estela Andersen
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