“En todo esto tengan en cuenta el tiempo en que vivimos, y sepan que ya es hora de despertarnos del sueño. Porque nuestra salvación está más cerca ahora que al principio, cuando creímos en el mensaje.” Romanos 13,11
Se cuenta que: “Dos ranas, una optimista y otra pesimista, cayeron al mismo tiempo en dos vasijas que contenían leche. La rana pesimista dice: No puedo salir de este cacharro, porque las paredes son muy lisas. No puedo respirar en la leche, voy a asfixiarme, estoy perdida. Y, en efecto, se asfixia y muere. La rana optimista no sabe tampoco qué hacer; pero como es optimista trata de hacer algo y se agita en todos sentidos. Como se está moviendo continuamente, bate la leche con tanto vigor que ésta se transforma en mantequilla. La rana entonces se sienta sobre la mantequilla y puede respirar libremente. Esto prueba que quien posee un carácter optimista hace siempre algo, aun cuando no sepa qué hacer para salir en una situación difícil; pero sigue luchando y confiando en Dios y él es poderoso para hacernos más que vencedores.” La iglesia, cuerpo de Cristo pueblo del Señor, vive anhelando la venida y definitiva presencia del Reino. Pero, esta espera, más allá de las circunstancias que la rodeen, debe ser una espera activa, dinámica. Más allá de las dificultades y las pruebas que la vida nos vaya poniendo por delante, confiar en que el Dios todopoderoso estará presente en todo momento y lugar e irá dando respuestas a cada una de las vicisitudes que vivamos. Por eso la exhortación a despertar del sueño, a quitarnos la modorra y la pereza, a allanar el camino de Aquel que viene.
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