viernes, 17 de abril de 2020

Vuelvan verdaderamente al buen juicio

“Vuelvan verdaderamente al buen juicio…” 1 Corintios 15,34


“Al llegar a una ciudad cierto noble que andaba viajando, mandó fijar el siguiente anuncio: Pagaré las deudas de cualquiera que venga a verme mañana entre las ocho y las doce de la mañana. Dieron las once del día sin que nadie hubiese acudido; poco tiempo después fue llegando un pobre hombre que con mucha timidez y como con vergüenza le dijo: Señor, ¿es cierto que usted ha prometido pagar las deudas de cualquier persona que venga a verle? Sí, efectivamente así es. ¿Cuánto debe usted? El hombre dijo cuánto era y el caballero extendió un cheque por valor de la cantidad que debía, y le mandó que se sentase hasta que dieran las doce. Media hora más tarde llegó otro y fue tratado de la misma manera. Al dar las doce el noble despachó a los dos. Al salir a la calle se hallaron con muchos, dispuestos a burlarse de ellos por haber sido tan crédulos y haberse dejado engañar, según ellos creían; pero grande fue su sorpresa al ver los cheques que tenían en la mano. Entonces corrieron a la puerta de la casa; mas ¡ay! ya era tarde, ya había pasado la hora y la puerta estaba cerrada. Tuvieron que volverse entristecidos por no haber creído.” De nuestro buen juicio depende la diferencia que hagamos en nuestras vidas. Seremos alegres y dichosos al volvernos al Señor aceptando la salvación que Él obra, o, por el contrario, tristes y desdichados habiéndole negado  rechazando su misericordia y su amor. Como escribe el autor de la Epístola a los hebreos: “Si hoy escuchan ustedes lo que Dios dice, no endurezcan su corazón”.

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