“…yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” Juan 10,10
Hoy quiero compartir con ustedes una buena y gran noticia. Una noticia maravillosa. Es la mejor noticia que puedan escuchar. Noticia que es palabra. Palabra que es alimento. Alimento más nutritivo que el mejor de los manjares. Más dulce que la miel. Noticia que es tan fresca como el agua pura a pesar de ser quizás noticia vieja. Estén atentos vuestros oídos y dispuestos vuestros corazones. ¡Hay vida en Jesús! ¿Quién de nosotros no quisiera tener vida, plenitud de vida? ¿Quién en medio del dolor más certero, tan certero como una puñalada en nuestra carne; del sufrimiento más espantoso, tanto espanto que nubla nuestra vista; de la enfermedad más cruenta, que cual golpe de puño destroza nuestro pecho; no desea más que una cosa? Vida y vida en abundancia. Pues bien, Jesús viene al mundo trayendo la vida que Dios ofrece. Por eso creemos: ¡Hay vida! ¿Qué es la vida sino lo contrario de la muerte?, ¿qué es la muerte sino esa fuerza oscura que trata de destruir en nosotros cuanto el amor de Dios ha construido? La Palabra de Dios nos llama a vivir de otra manera y con otra perspectiva. Que haya amor donde la muerte produce odio. Solidaridad donde la muerte genera egoísmo. Verdad donde se incentiva la mentira. Que se construya la justicia ahí donde la muerte produzca la injusticia. Que venga tu reino, que se cumpla tu voluntad. Y la voluntad del Padre celestial es que vivamos, y vivamos en plenitud. Despertemos a esta experiencia nueva a la que nos invita el Señor, Cristo Jesús, Señor de la Vida.
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