“… las bendiciones que han recibido son prueba verdadera del amor de Dios.” 1 Pedro 5,12
“Un hombre tomaba cada día el autobús para ir al trabajo. Una parada después, una anciana subía, y, se sentaba al lado de la ventana un asiento por delante de él. La anciana abría una bolsa y durante todo el trayecto, iba tirando semillas por la ventana. Un día, intrigado, el hombre le preguntó: ¿De qué son esas semillas? ¡Son semillas de flores!, le respondió la anciana. Es que miro afuera y está todo tan vacío. Me gustaría poder viajar viendo flores durante todo el camino. Pero, tardarán en crecer, necesitarán agua, dijo el hombre. Yo hago lo que puedo, contestó la mujer. ¡Ya vendrán los días de lluvia! Unos meses después, al echar de menos a la anciana que ya nunca iba en el autobús, preguntó al conductor: ¿Sabe usted algo de la anciana que venía antes todos los días en autobús y sembraba el campo de semillas? Sí. Murió hace un mes. La pobre vivía sola. Sus hijos se marcharon al extranjero hace años. En el funeral sólo estaban dos vecinos. El hombre, al mirar por la ventana del autobús, vio todo el camino lleno de flores. ¡Todo lo que veía era un colorido y florido paisaje! Las flores han brotado, se dijo, pero ¿de qué le ha servido su trabajo? No ha podido ver su obra. De repente, oyó la risa de una niña pequeña que hablaba con su mamá. La niña señalaba entusiasmada: ¡Mira, mamá! ¡Mira cuantas flores!” Así son las continuas bendiciones que en nuestras vidas nos ofrece Dios en su amor, como flores a la vera del camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario