viernes, 27 de marzo de 2020

Pequeños gestos de bondad

“…en aquellos días, pasado el tiempo de sufrimiento, el sol se oscurecerá, la luna dejará de dar su luz, las estrellas caerán del cielo y las fuerzas celestiales temblarán. Entonces se verá al Hijo del hombre venir en las nubes con gran poder y gloria. Él mandará a los ángeles, y reunirá a sus escogidos de los cuatro puntos cardinales, desde el último rincón de la tierra hasta el último rincón del cielo.”
Marcos 13,24-27


“La maestra pidió a sus alumnos que dibujaran algo por lo que estuvieran muy agradecidos. Pensó que la mayoría de esos niños eran muy pobres, y que no tendrían muchas cosas que agradecer. Sabía que pintarían comida, helados, pasteles, la playa... Pero la maestra se quedó sorprendida con el dibujo que le entregó Raúl: Una mano dibujada con dificultad y sin gracia. Todos sus compañeros quedaron intrigados por aquel dibujo. ‘Maestra, esa es la mano de Dios que nos da la comida’, dijo un niño. ‘Yo creo que es la mano del señor que vende los pajaritos en la entrada de la escuela’, aventuró otro. ‘Es la mano del pastelero que hace las tortas’, exclamó otra. ‘Es la mano del médico que me curó cuando estaba enfermo’, afirmó un niño. Mientras Raúl, en silencio, negaba con la cabeza. La maestra se acercó a él y, cariñosamente, le preguntó de quién era esa mano. ‘Es su mano maestra’, le dijo ruborizado. Entonces la maestra recordó que muchas veces, a la hora del recreo, había llevado a Raúl, un niño débil y desamparado, de la mano. Comprendió que ese gesto tan simple para ella, era la experiencia más agradable que había tenido él en toda su vida.” 

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