“Aprendan esta enseñanza de la higuera: Cuando sus ramas se ponen tiernas, y brotan sus hojas, se dan cuenta ustedes de que ya el verano está cerca. De la misma manera, cuando vean que suceden estas cosas, sepan que el Hijo del hombre ya está a la puerta.”
Marcos 13,28-29
Marcos 13,28-29
Jesús llega para transformar nuestras vidas. Tan profundo es ese cambio, que en nuestro interior se produce un cataclismo. Muere el hombre viejo para dar paso al nuevo. Cristo llega a la vida de cada hombre, cada mujer, llega para todos. Por eso, hay que estar prestos y alertas para saber descubrirlo. Él es lo que Dios ha prometido en la vida de cada uno y cada una; es el Hijo del hombre que viene para que la tierra pueda renovarse y renacer. Así como cuando reverdece la higuera es porque el verano está próximo, así ahora hay señales de que está a punto de irrumpir el Hijo del hombre, el Cristo de Dios. Traerá un cambio total y absoluto. Para nuestra comunidad, la sociedad, nuestra vida, el mundo todo. Por eso, hoy, se nos invita a dirigir los ojos hacia arriba, porque llega aquél que nos alumbrará para siempre con su vida nueva. Hoy Cristo nos invita a estar atentos y vigilantes… Abrir bien los ojos. No podemos permanecer dormidos, ciegos, sordos o mudos. Este es el tiempo en que como cristianos y cristianas tenemos la oportunidad de anunciar y proclamar la restauración de un mundo que se deshace. Es el tiempo de reconstruir nuestra historia con un compromiso evangélico más profundo e intenso. El tiempo para vivir aquí y ahora lo nuevo que el reino de Dios trae.
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