A pesar de que al principio no nos preocupaba, de tarde tuvimos un corte de luz. Pero la tarde avanzaba y comenzaba a oscurecer. No nos achicamos. Como María Esther necesitaba música, entonces acercamos el auto a la ventana de la iglesia y escuchábamos la música que venía de afuera.
Pero la cosa empezó a complicarse a la hora de leer...
Entonces apareció Walter Fuhrmann con una poderosa linterna que nos salvó la situación.
Había que registrar esto: ¡no siempre nos encontramos con un grupo de mujeres tan persistentes!
Pero en la primera foto, con el flash casi no se veía que estábamos completamente a oscuras.
Entonces le quité el flash, ¡ahora sí! ¡Miren cómo celebrábamos el devocional de cierre!
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