El encuentro pasó por cuatro temas claves, y cada Iglesia que conforma el MEDH estuvo a cargo de uno de ellos:
La Iglesia Católica habló acerca de los agrotóxicos.
A través de una pequeña puesta en escena presentó de qué manera el uso indebido de los químicos en nuestros cultivos
pueden afectar no sólo el suelo, sino el agua y la propia salud de las personas.
La Iglesia Metodista habló acerca de la basura, el gran problema de este tiempo, que forman islas no sólo en el océano, sino en la tierra. Está relacionado con el consumo, el derroche y la falta de cuidado.
Todas cosas que dependen de cada uno de nosotros y nuestros hábitos.
La Iglesia Bautista habló del agujero de ozono, lo que lo provoca y lo que afecta al planeta todo.
Niños y niñas de esa iglesia, mientras se estaba realizando el encuentro, pintaron una telas con dibujos alusivos.La Iglesia Evangélica del Río de la Plata habló sobre el agua, presentando la problemática desde la mujer samaritana que habló con Jesús junto al pozo. Ella recordó lo importante que eran esos pozos no sólo para la gente, sino para los animales, por eso se los cuidaba mucho.
En un viaje en el tiempo ella vio cómo actuamos nosotros con nuestro río, cómo lo ensuciamos y cómo no nos importan las futuras generaciones.
Como un símbolo se arrojaron elementos en un recipiente con agua limpia.
Un niño de la iglesia leyó el texto de Juan 4,
y luego Jesús y la mujer hablaron acerca del agua de Vida que es la que nos da el evangelio, que nos lleva a cuidar la Vida como nuestra misión más importante.
Como un gesto, se invitó a la gente a retirar la "basura" del recipiente con agua y a leer de qué se trataba.
Vimos que esas son las cosas que encontramos en nuestros ríos, lagos y mares, que los utilizamos como reservóreos de basura, justamente de donde extraemos el agua que consumimos y en donde nos bañamos.
Hay una tarea ardua por delante, pero seguramente, entre todos/as, vamos a poder ir cambiando nuestros hábitos y sanar un poco nuestro querido planeta, que es el único que tenemos.
Estamos a tiempo.
Estela Andersen
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