viernes, 9 de junio de 2017

"El amor de Cristo nos apremia" - Celebración Central de la Semana de la Oración por la Unidad de los Cristianos en Bahía Blanca

 El miércoles 7 de Junio, en el templo de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata, en Castelar 2257, celebramos la Semana de la Oración por la Unidad de los Cristianos de este año, bajo el lema "El amor de Cristo nos apremia", esta vez, preparado por Alemania, con motivo de los 500 años de la Reforma Protestante.
 Al inicio, dos referentes del Grupo Ecuménico, Laura y Estela, presentaron el material e invitaron a la comunidad presente a participar activamente de la celebración, ya que la propuesta de este año es muy interactiva.
 Después del saludo y una alabanza, tuvimos un momento de confesión con estas palabras:
"A lo largo de la historia han existido muchos movimientos de renovación en la Iglesia, que siempre está necesitada de una mayor conversión a su cabeza, Jesucristo. A veces estos movimientos han dado lugar a divisiones no queridas. Este hecho contradice lo que Jesús pidió al Padre en Juan 17, 23: «Como tú vives en mí, vivo yo en ellos para que alcancen la unión perfecta y así el mundo reconozca que tú me has enviado y que los amas a ellos como me amas a mí». ¡Confesemos nuestros pecados y oremos para obtener el perdón y la sanación de las heridas que han causado nuestras divisiones! Mientras nombramos estos pecados veremos cómo se van transformando en un muro que nos separa."
Luego oramos: "Dios y Padre del cielo, nos acercamos a ti en el nombre de Jesús. Experimentamos la vida nueva a través del Espíritu Santo, pero seguimos construyendo muros que nos dividen, muros que impiden la comunión y la unidad. Traemos hoy estas piedras con las que construimos nuestros muros y oramos para obtener perdón y sanación. Amén."
Luego fueron pasando distintas personas de la comunidad de forma espontánea, leyendo las palabras en las piedras, y construyendo un muro:

«Falta de amor»

Dios de bondad, el amor de Cristo nos apremia a que pidamos perdón por todas las veces en las que no hemos amado. Oramos humildemente:
«Y perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos también».

«Odio y desprecio»

Dios de bondad, el amor de Cristo nos apremia a que pidamos perdón por nuestro odio y desprecio de unos contra otros. Oramos humildemente:
«Y perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos también».

«Falsa acusación»

Dios de bondad, el amor de Cristo nos apremia a que pidamos perdón por denunciar y acusarnos falsamente unos a otros. Oramos humildemente:
«Y perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos también».

«Discriminación»

Dios de bondad, el amor de Cristo nos apremia a que pidamos perdón por todas las formas de prejuicios y discriminaciones de unos contra otros. Oramos humildemente:
«Y perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos también».

«Persecución»

Dios de bondad, el amor de Cristo nos apremia a que pidamos perdón por perseguir y torturarnos unos a otros. Oramos humildemente:
«Y perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos también».

«Comunión rota»

Dios de bondad, el amor de Cristo nos apremia a que pidamos perdón por mantener rota la comunión entre nuestras Iglesias. Oramos humildemente:
«Y perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos también».

«Intolerancia»

Dios de bondad, el amor de Cristo nos apremia a que pidamos perdón por desterrar a nuestros hermanos y hermanas de nuestra patria común en el pasado y por los actos de intolerancia religiosa de hoy. Oramos humildemente:
«Y perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos también».

«Guerras de religión»

Dios de bondad, el amor de Cristo nos apremia a que pidamos perdón por todas las guerras que hemos librado unos contra otros en su nombre. Oramos humildemente:
«Y perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos también».

«División»

Dios de bondad, el amor de Cristo nos apremia a que pidamos perdón por vivir nuestras vidas cristianas divididos unos de otros y alejados de nuestra común vocación a favor de toda la creación. Oramos humildemente:
«Y perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos también».

«Abuso de poder»

Dios de bondad, el amor de Cristo nos apremia a que pidamos perdón por nuestro abuso de poder. Oramos humildemente:
«Y perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos también».

«Aislamiento»

Dios de bondad, el amor de Cristo nos apremia a que pidamos perdón por las veces en las que nos hemos aislado de nuestros hermanos y hermanas cristianos y de las comunidades en las que vivimos. Oramos humildemente:
«Y perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos también».

«Orgullo»

Dios de bondad, el amor de Cristo nos apremia a que pidamos perdón por nuestro orgullo. Oramos humildemente:
«Y perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos también».
Oremos: Señor, Dios nuestro, mira este muro que hemos construido, que nos separa de ti y de los demás. ¡Perdónanos nuestros pecados! ¡Sánanos! ¡Ayúdanos a superar todos los muros de división y haznos uno en ti! Amén.
Se leyeron los textos Bíblicos:
Del Antiguo Testamento: Ezequiel 36, 25-27, respondiendo con el canto "El Señor es mi fortaleza"

Eres fiel con quien es fiel,
honrado con el honrado,
sincero con el sincero,
sagaz con el retorcido.
Porque tú salvas al pueblo humillado
y abates las miradas altivas.
Respuesta: “El Señor es mi fortaleza”.

Tú enciendes mi lámpara, Señor,
iluminas, ¡oh Dios!, mi oscuridad.
Contigo me lanzo al asalto, 
con mi Dios franqueo la muralla.
El camino de Dios es perfecto,
la palabra del Señor exquisita;
es un escudo para los que en él confían.
Pues, ¿quién es Dios, aparte del Señor?
¿Quién una fortaleza, sino nuestro Dios?
Dios es quien me ciñe de fuerza
y hace perfecto mi camino.
Respuesta: “El Señor es mi fortaleza”.
Luego las lecturas del Nuevo Testamento: 2 Co 5,14-20 y Lucas 15,11-24, cantando "Aleluya" después de cada lectura.
La pastora Estela Andersen reflexionó acerca de los muros que construimos en todos los sentidos y de lo difícil que es deconstruirlos, tanto en lo personal, como en lo social.
Para ello es necesario actuar en el amor y la misericordia, asumiendo los propios errores y dolores.
Luego invitó a desarmar el muro y formar una cruz entre todas las personas presentes.
Mientras que construíamos la cruz, escuchábamos la canción de Eduardo Meana, "Volver a vos".
Después del saludo de la Paz en donde cantamos "Iglesia peregrina", un representante de las Iglesias presentes realizaron la oración de intercesión:
Linda, Iglesia Evangélica del Río de la Plata: Dios todopoderoso, has enviado a tu Hijo Jesucristo para reconciliar al mundo contigo. Te alabamos por aquellos que mandas en el poder del Espíritu a proclamar el Evangelio a todas las naciones. Te damos gracias porque en todas las partes del mundo ha surgido una comunidad de amor reunida por sus oraciones y sus trabajos y de que en todas partes tus siervos invocan tu nombre. Que tu Espíritu despierte en cada comunidad hambre y sed de unidad en ti. Oremos al Señor:
“Inclina, Señor, tu oído. Escucha nuestra oración”
Marta, Iglesia Católica Romana: Dios de bondad, oramos por nuestras Iglesias. Llénalas de toda paz y verdad. Donde la fe se ha corrompido, purifícala; donde las personas se pierden, redirígelas; donde dejan de proclamar el Evangelio, refórmalas; donde dan testimonio de lo que es justo, refuérzalas; donde pasan necesidad, atiéndelas; donde están divididas, reúnelas. Oremos al Señor:
“Inclina, Señor, tu oído. Escucha nuestra oración”.
Gonzalo, Iglesia Valdense: Dios creador, nos has hecho a tu imagen y nos has redimido por medio de Jesucristo, tu Hijo. Mira con compasión a toda la familia humana; quita de nosotros la soberbia y el odio que infectan nuestros corazones; rompe los muros que nos separan; únenos con lazos de amor. Y también en nuestras debilidades, sigue obrando para realizar tu propósito en el mundo, para que todos los pueblos y las naciones te puedan servir en armonía en torno a tu trono celestial. Oremos al Señor:
“Inclina, Señor, tu oído. Escucha nuestra oración”.
Daniel, Iglesia Bautista "Buen Pastor": Espíritu Santo, dador de vida, hemos sido creados para llegar a la plenitud en ti y compartir esta vida con nuestros hermanos y hermanas en el mundo. Despierta en cada uno de nosotros tu compasión y tu amor. Danos fuerza y valor para luchar por la justicia en nuestros vecindarios, para construir la paz dentro de nuestras familias, para confortar a los enfermos y moribundos y para compartir todo lo que tenemos con los que pasan necesidad. Por la transformación de cada corazón humano, oremos al Señor:
“Inclina, Señor, tu oído. Escucha nuestra oración”.
Después de cantar el Padrenuestro, realizamos un gesto simbólico del mandato de Jesucristo que seamos LUZ
Mientras que toda la gente reunida encendía su vela y la puso sobre la cruz,
escuchábamos la canción "Signos de amor".
Los/as ministros presentes realizaron la bendición:
Una vela encendida es un signo profundamente humano: ilumina la oscuridad, da calor y seguridad y crea comunidad. Es signo de Cristo, luz del mundo. Como embajadores de Cristo llevaremos esta luz al mundo, a los lugares oscuros en los que las luchas, los desacuerdos y las divisiones impiden un testimonio común. ¡Que la luz de Cristo produzca la reconciliación en nuestros pensamientos, palabras y obras!
¡Recibe la luz de Cristo y llévala a los lugares oscuros de nuestro mundo! ¡Sé ministro de reconciliación! ¡Sé embajador de Cristo!
A ti clamamos, Dios rico en misericordia: 
¡Que todos los que buscan la reconciliación experimenten tu ayuda
para que puedan proclamar tus obras maravillosas de Amor!
Pedimos esto en el nombre de tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Que la bendición de Dios todopoderoso, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca siempre.
Amén.
Pueden ir en la paz de Dios.
Demos gracias a Dios.
Finalizamos la celebración cantando "No nos iluminó".
Así hemos vuelto a las actividades ecuménicas de este año. No en tanto tiempo estaremos organizando una Lectio Divina, porque "El amor de Cristo nos apremia" y desea que trabajemos en la UNIDAD.
¡Muchas gracias a quienes se acercaron a compartir el calor de familia en medio de una noche fría y lluviosa!

Estela Andersen

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