Según la propuesta litúrgica de este año, representantes de las iglesias que conforman del Grupo Ecuménico entró al templo con una Biblia, una vela encendida y recipientes con sal.
El lema elegido era: "Destinados a proclamar las grandezas de Dios" (1° Pedro 2,9)El país que preparó los materiales fue Letonia, que se encuentra en el norte de Europa, y parte de la ex Unión Soviética. Por lo que desde la caída del muro ha podido volver a vivir la fe cristiana en libertad.
Con estas palabras comenzaba la celebración: "Queridos amigos y amigas en Cristo, al reunirnos para esta celebración de oración y unidad, damos gracias a Dios por nuestra dignidad de cristianos y cristianas y nuestra vocación, que se describen en las palabras de san Pedro: «son raza elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su posesión, destinado a proclamar las grandezas de quien los llamó de las tinieblas a su luz maravillosa». Este año oramos con los cristianos y cristianas de Letonia, que han preparado esta celebración con el deseo de que crezcamos en la comunión con nuestro Señor Jesucristo y con todos nuestros hermanos y hermanas que buscan la unidad."
La Iglesia Católica estuvo a cargo de la invocación y la alabanza a Dios. La comunidad respondía con la letanía: "Espíritu Santo, ven sobre nosotros".
El Coral Ekumene, en su nueva conformación, cantó "My Lord".
La Iglesia Valdense estuvo a cargo de la oración de confesión mientras que el Coral Ekumene cantó en forma de letanía el Kirie "Oré poriajú".
Todas las canciones comunitarias fueron acompañadas por un grupo de músicos conformado por la Iglesia Católica y la Evangélica del Río de la Plata.
Cada Iglesia estuvo a cargo de una lectura bíblica.
La Iglesia Católica compartió el libro de Isaías 55, 1-3:
"«¡Vengan, todos los sedientos, vengan a las aguas!
Aunque no tengan dinero, ¡vengan,
compren y coman!
¡Vengan, compren sin dinero y sin pagar, vino y leche!
¿Por qué gastan el dinero en lo que no es pan
y sus trabajos en lo que no sacia?
¡Óiganme atentamente: coman de lo mejor
y se deleitará sus almas con manjares!
Inclinen sus oídos y vengan a mí;
escuchen y vivirá sus almas.
Haré con ustedes un pacto eterno,
las misericordias firmes a David." Amén.
Cada lectura la finalizaban diciendo: "¡Oigan y vivirán!"Y la comunidad presente respondía: "Te damos gracias, Señor".
La Iglesia Valdense guió la lectura antifonal del Salmo 145, 8-9, 15-16, 17-18
"Bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Bendeciré tu nombre por siempre jamás.
El Señor es clemente y compasivo, paciente y grande en amor.
El Señor es bueno con todos, su amor llega a todas sus obras.
Bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Todos te miran con esperanza y tú les das la comida a su tiempo.
Abres generosamente tu mano y sacias a todo ser viviente.
Bendeciré tu nombre por siempre jamás.
El Señor es justo en todos sus actos, actúa con amor en todas sus obras.
El Señor está cerca de cuantos lo invocan, de cuantos lo invocan sinceramente.
Bendeciré tu nombre por siempre jamás."
La Iglesia Metodista compartió el texto de 1 Pedro 2, 9-10:"Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anuncien las virtudes de aquel que les llamó de las tinieblas a su luz admirable. Ustedes que en otro tiempo no eran pueblo, ahora son pueblo de Dios; en otro tiempo no habían alcanzado misericordia, ahora han alcanzado misericordia." Amén.
La Iglesia Evangélica del Río de la Plata compartió el texto de Mateo 5, 1- 16
"Viendo la multitud, subió al monte y se sentó. Se le acercaron sus discípulos, y él, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres en espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran,
porque recibirán consolación.
Bienaventurados los mansos,
porque recibirán la tierra por heredad.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,
porque serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos,
porque alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón,
porque verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores,
porque serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados serán cuando por mi causa les insulten, les persigan y digan toda clase de mal contra ustedes, mintiendo.»Gócense y alégrense, porque su recompensa es grande en los cielos, pues así persiguieron a los profetas que vivieron antes de ustedes.
»Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres.
»Ustedes son la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero para que alumbre a todos los que están en casa. Así alumbre su luz delante de los hombres, para que vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en los cielos." Amén.
Roberto Buckle, el párroco local y Darío Michelín Salomón, pastor de la Iglesia Evangélica Metodista estuvieron a cargo del mensaje de esa noche.
El Coral Ekumene cantó "Solo el amor".
Luego, la pastora Estela Andersen, de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata, llamó a la comunidad presente a un gesto con estas palabras:
"Hemos escuchado las Escrituras que honramos y atesoramos, y juntos hemos sido alimentados en la única mesa de la Palabra. Llevaremos esta Palabra santa al mundo con nosotros, ya que estamos unidos en la misma misión, la de ser Sal de este Mundo y Luz del Mundo, y de proclamar las grandezas del Señor. Como signo de esta misión que todos compartimos, invitamos a los que deseen a que se acerquen y que prueben un poco de esta sal y a que enciendan su vela a la única llama del cirio. Invitamos a los que así lo hagan a que mantengan sus velas encendidas hasta el final de la celebración."
La Iglesia Metodista estuvo a cargo de la Oración de intercesión. La comunidad respondió con la letanía: "Haz que todo tu pueblo sea santo y uno en Cristo."
Cerramos la oración con el Padrenuestro.
La Iglesia Evangélica del Río de la Plata llamó a compartir la paz a través de un saludo con estas palabras:
"Jesús dice: “Son la sal de este mundo…. Son la luz del mundo. Así debe alumbrar la luz de ustedes delante de los demás, para que viendo el bien que hacen alaben a su Padre celestial”. Sean sal de este mundo. Sean luz del mundo. La paz del Señor esté siempre con ustedes."
"Felices los de espíritu sencillo.
Felices los que están tristes.
Felices los humildes.
Felices los misericordiosos.
Felices los que tienen limpia la conciencia.
Felices los que trabajan en favor de la paz.
Felices los que sufren persecución.
Bendecidos sean ustedes por Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo."
Según la propuesta de Letonia, compartimos pancitos integrales con una cruz de sal.Coral Ekumene invitó a hacer un canon con toda la comunidad presente como cierre de la actividad.
El coro se repartió en dos grupos repartido entre la gente. Salió muy linda la canción.
Ser sal y ser luz es nuestro pequeño, pero valioso aporte que como cristianos y cristianas somos llamadas por Cristo a hacer al mundo. Cada uno, cada una, desde sus dones, en su contexto personal, somos llamad@s a hacer la diferencia.
¡Muchas gracias a quienes se hicieron eco de esta propuesta en una noche fría y lluviosa!
Estela Andersen
gracias por compartir esta hermosa seremonia y gracias por hacernos ver la alegria de el """"que todos sean uno"""""
ResponderEliminarGracias a Dios y a Cristo y al Espíritu Santo que a partir de su Unidad, Dios nos permite comprender que es el único camino que nos lleva hacia el.
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