Nuevamente este año los Veteranos de Malvinas de Bahía Blanca nos invitaron como Grupo Ecuménico a organizar junto con ellos la Vigilia del 1º de Abril. Este año fue el el patio de comidas del Shopping Plaza. ¡Todo un desafío!
El tema de este año fue por la Armonía, el Encuentro y la Paz
Desde la Comunidad Judía, nos acompañó Federico Jinkis. Estas fueron sus palabras:
"No hay que ser un intelectual para entender de buenos modales,
de hecho sin ir más lejos, nuestras raíces en muchos casos, no eran más que
humildes personas sin grandes estudios, pero con grandes dosis de algo que hoy
escasea: moralidad, ética, honradez y sobre todo, sentido común.
Hoy, no somos más que habitantes de un "polimundo"
cuyos diferentes submundos nos atraen, pero, solo algunos pocos son realmente
cruciales. Nuestros intereses se ampliaron, o cambiaron, vaya uno a saber; lo
cierto es que no se puede formar parte de todos estos paradigmas sin que haya
conflictos entre ellos. De este modo, el choque de dos realidades diferentes se
hace muy común en nuestra rutina; como son, por ejemplo, la sociedad y el
individualismo: dos mundos casi opuestos que nosotros intentamos hacer coexistir.
Así, sin darnos cuenta, al momento de elegir, lo hacemos casi
siempre por nosotros mismos, luego por nuestros círculos cercanos, y, del
entorno en general, con suerte sólo cuando hay algún hecho que nos marca: ya
sea una noticia trágica o un episodio del día distinto, que, nos hace pensar
que en la puerta del de al lado, saliendo de nuestro hogar y cruzando el abismo
que pretendemos ignorar con el mundo exterior, existe otro ser humano que nos
debería importar. Solemos dar una idea de aspiración a la superación únicamente
individual, al triunfo constante, al egoísmo extremo. En definitiva, a un mundo
de mentiras, porque como expresa el judaísmo, la vida se lleva en comunidad:
con cosas tristes o alegres, pero todos juntos. Y así se van perdiendo los
valores, las ganas de compartir, crece la desconfianza y con ella el miedo, nos
comienza a parecer necesaria una defensa que empieza a ser cada vez más
violenta y, naturalmente, terminamos siendo salvajes en junglas bajo lo que
inicialmente deberían ser sociedades altamente complejas o, dicho de otra
manera, con gente civilizada.
Implantamos indiferencia para combatir un conflicto. Y como se
expresa en el talmud, el libro de los sabios de Israel: el hecho de que no haya
guerra no implica la paz, en realidad, sin un dialogo, no existiría nunca.
Irremediablemente, aunque no del todo tarde, nos preguntamos ¿dónde nos
perdimos? ¿qué nos paso? Y la respuesta es "de todo" para ambos
cuestionamientos. Nos perdimos de todo, nos pasó de todo.
- En todos esos lugares donde creaste un conflicto del cual te
sentiste ganador, en verdad, debiste haber creado un dialogo del cual pudiste
aprender a respetar y pensar diferente.
- Cada desafío superado consiste en mirar para atrás y agradecer
a todos los que hicieron posible estar donde estas. Y dicho sea de paso, hacer
saber de alguna manera, que los que no te apoyaron igualmente pueden seguir
contando con vos porque se trata de sumar, no de restar.
- Como nos dice la ley judía, no permitamos el frio, el hambre,
la angustia de nuestro vecino, denunciarla no es suficiente. Brinda tu ayuda, y
aunque el factor común de los mundos que mencionaba al principio se muevan por
dinero, los cruciales que nombré después aún se manejan invirtiendo tiempo,
compartiéndolo. Intercambiar sonrisas, regalar armonía, invertir tiempo es un
bien común, un bien para un nosotros colectivo, un bien justamente social;
hagamos una sociedad en serio.
La exaltación que hoy vemos del individualismo no se dio de un
día para el otro, por eso, considero que cada segundo es una oportunidad. El
judaísmo no santifica lugares ni personas, más bien momentos: nuestra tradición
agradece por aquellos palacios en el tiempo que se construyen de goces y buenas
experiencias. Permitámonos, entonces, construir nuevos de éstos palacios
comenzando por cambiar nuestras formas en nuestras casas, continuando por
nuestros barrios, extendiéndolo a la ciudad, contagiándolo al país. Dejemos de
perdernos cosas y preguntar que nos pasó. Cambiemos de adentro hacia afuera.
Sembremos esperanza: la única herramienta que domina al miedo.
Porque sin miedo, vamos a saber lograr una sociedad de individuos y no
individuales en sociedad."Rodolfo Viano, sacerdote franciscano, nos acompañó desde la Iglesia Católico Ronama. Estas fueron sus palabras:
"“Nosotros nos medimos … por lágrimas”
(a los veteranos y ex combatientes de la guerra de Malvinas)
A la distancia de 32 años de la guerra, en muchos de ustedes y ojalá que en nosotros también, quizá el tiempo del reloj no coincida con el tiempo interior, y lo vivido, sufrido y aprendido en Malvinas siga muy patente en nuestro presente.
Todos, quizá unos más que otros, tenemos necesidad de curar, sanar, heridas, ya no las físicas, sino muchas otras que siguen abiertas, heridas que demoran y hacen incierto nuestro futuro.
Por un lado, sanar heridas con la estima agradecida a miles de soldados muchos más los improvisados que los profesionales, unos y otros, que pusieron lo mejor de sí, que se jugaron por la liberación de una porción tan entrañable de nuestro territorio nacional, que lucharon no solo contra el enemigo inglés, sino contra sus propios miedos, contra la tentación que siempre nos acecha, la de salvarnos solos, contra el atropello a los derechos humanos dentro de las propias filas … ; soldados que en definitiva honraron a sus familias, a sus nombres y apellidos, y a nuestras provincias, ciudades, campos y pueblos. Estima sinceramente agradecida a los que cayeron, durante o después, estima sinceramente agradecida a nuestros hermanos sobrevivientes. Estima agradecida, que repare todo el ninguneo posible que se hizo, para dar vuelta una página que solo avergonzó a los insensatos que mandaron a la guerra, pero que, con el correr de los años, nuestro pueblo, mientras avanza en la historia, vuelve a ella con cada vez más sano orgullo y reconocimiento. Sanar heridas abiertas, con la estima a tanta buena gente que fue a las islas, posponiendo sus proyectos y sus vidas, porque pusieron muy en alto la defensa de la soberanía nacional …
Por otro lado, sanar heridas abiertas con la mejor autoestima personal en la memoria, la conciencia, el corazón de cada uno de los protagonistas que hoy sobreviven. Ustedes son “héroes de a pie”, sin estatuas ecuestres ni de bronce, ustedes jalonan humildemente el pasado, el presente y el futuro de sus familias y de nuestra sociedad argentina, porque nos recuerdan: hay valores más importantes que el propio bolsillo o la agresividad exitosa en herir o matar al enemigo … valores que enseñó con su vida y con su entrega el mismo Jesús, al enfrentarse, para que cambiaran su manera de vivir, con los ambiciosos, de riqueza para concentrar y de poder para aplastar, y al ponerse del lado de la gente compasiva, capaz de condolerse con lo que de malo le pasa al otro, capaz de emocionarse con lo que de bueno le pasa al otro.
Bien lo pinta León Gieco cuando canta “el mar se mide por olas, el cielo por alas, nosotros … por lágrimas” . Después de Malvinas, el Atlántico y el mar Argentino los seguimos todavía midiendo por las olas que surcaron los buques y submarinos ingleses contra todo cálculo equívoco que conjeturaba que no se molestarían en venir; todavía más, el mar lo medimos por las olas que se tragaron al “General Belgrano” herido de tanta muerte; el cielo sobre nuestra plataforma continental lo seguimos midiendo por las alas intrépidas de pilotos y tecnologías intrépidas, unos y otras “hechuras argentinas” … pero al hombre, no nos equivoquemos más de medirlo por “aquello que amontona y de lo que es propietario”, ni por todas “sus chapas”, sino por la capacidad de conmoverse hasta las lágrimas, las mismas que derramó Jesús ante la muerte de su amigo, las mismas que supo admirar y puso como ejemplo Jesús en los ojos del buen samaritano.
Desde la elocuente película “Iluminados por el fuego”, que todavía resulta un pálido reflejo de lo que de valiente y tierno aconteció en medio del horror, Gieco “insiste con un mar de rosas, y propone construir sobre cenizas, con un sueño nuevo en las manos, por el que hay que luchar para que sea justicia” . Y la belleza poética, convoca también a la belleza profética de Isaías, que con certeza describe el futuro de la “no violencia activa” así: “de las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra” (Isa{ias 2,4).
Que nuestra capacidad de lágrimas, de estima de los otros y de autoestima, conjuren toda tentación belicista o de “mano dura” en nuestros corazones, en nuestras familias, en nuestra sociedad, en nuestras relaciones internacionales. Conservemos y alentemos, con mansedumbre y humildad, la firme decisión de ser lo que somos, incluso en la justa y deseada completez de nuestro territorio. Ayudemos a ser facilitadores de una igualdad de oportunidades que aliente a muchas y muchos en el camino de ser la criatura, valiosa para sí y al mismo tiempo para otros, que nuestro Creador quiere que cada una y cada uno sea, “con el objeto - según lo proclaman nuestros constituyentes desde hace 200 años - de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino” (Preámbulo de nuestra Constitución Nacional) ."
Seri nos acompañó con dos canciones: "Soy ese país" y "Yo vengo a ofrecer mi corazón"
La Pastora Estela Andersen, la Iglesia Evangélica del Río de la Plata, nos acompañó por las Iglesias Protestantes, con las siguientes palabras:
"Cuando
pensamos en el encuentro de esta noche creímos necesario reflexionar acerca de
nuestro trato como personas que formamos parte de una sociedad que cada día se
torna más y más violenta.
En estos
días han pasado varios episodios violentos de justicia por mano propia. Esto
reafirma lo que hoy deseo compartir con los presentes.
En la carta
del apóstol Pablo a los Romanos 12:14-21 dice lo siguiente:
“Bendigan a los que los persiguen; no maldigan.
Alégrense con los que se alegran, lloren con los que lloran. Tengan el mismo
sentir los unos para con los otros. No sean altaneros; inclínense por lo
humilde. No se complazcan en su propia sabiduría. No devuelvan a nadie mal por
mal; procuren el bien a todas las personas. Siempre que sea posible, y en
cuanto de ustedes dependa, vivan en paz con todos. No se tomen la justicia en
sus propias manos, queridos míos; dejen
lugar a la ira pues dice la Escritura: ‘Mía es la venganza; yo daré el pago
merecido, dice el Señor’. Antes al contrario, si tu enemigo tiene hambre, dale
de comer; y si tiene sed, dale de beber, haciéndolo así, amontonarás llamas
sobre tu cabeza. No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el
bien.” Amén.
¿Cómo nos
conducimos fuera del círculo de nuestros afectos? ¿somos amables, respetuosos,
dispuestos a ayudar a quien no conocemos? ¿estamos cansados de tanta gente a
nuestro alrededor que han pasado a formar parte del paisaje, esto es, una
persona o un poste de luz son obstáculos que se nos interponen en nuestro
camino?
Nos hemos
acostumbrado al maltrato como estilo de vida, cada uno de nosotros de una u
otra manera maltratamos a los demás: cuando tocamos la bocina del auto porque
nos parece que el que está adelante nuestro no avanza lo suficiente, cuando
caminamos entre la gente como si no existiera, cuando gritamos groserías a las
personas que se nos interponen en el tránsito, nos dirigimos prepotentes a las
personas que nos atienden en los negocios, instituciones y demás. Somos
violentos cuando respondemos de la misma forma con la que nos maltratan, cuando
no respetamos las señales de tránsito en la ciudad o imponemos a los demás
nuestra música y nuestros gustos, cuando no respetamos nuestro turno, cuando
ponemos en primer lugar nuestros deseos e intereses.
Esta carta
de Pablo nos dice: “No devuelvan a nadie
mal por mal; procuren el bien a todas las personas. Siempre que sea posible, y
en cuanto de ustedes dependa, vivan en paz con todos.” Esto quiere decir,
cuando me gritan o me tratan de una forma violenta, que le responda
amablemente, con una sonrisa, con la voz calma y una mirada serena.
Que
busquemos la mirada de las personas al cruzarlas por la calle o en otros
espacios, de esa forma lo primero que nos pasa es que descubrimos en el otro un
ser humano igual a mí y al mismo tiempo llamo a la otra persona que perciba en
mí un igual.
En pequeñas
actitudes podemos cambiar nuestro entorno, en el saludo al vecino, en la ayuda
de quien lo necesita, en la sonrisa y la mirada clara. Es notable como se puede
conseguir una respuesta diferente cuando actuamos con amor, sin tener en cuenta
tal vez la primera actitud agresiva del otro.
Es verdad
que vivimos sobre exigidos y muchas veces agotados, pero eso no debe ser la
excusa para el maltrato. La violencia no se termina con “una mano dura”, es el
amor el que transforma a las personas, es la humanización de una sociedad la
que la cambia.
Por
eso, en esta noche en donde recordamos una guerra injusta, y que todas lo son,
y a quienes murieron por defender nuestra tierra, en honor a ellos y a los que
hoy nos están con nosotros, quiero llamarlos a construir una sociedad mejor, un
país de personas que buscan la paz, que logremos salir de la violencia desde
nuestras propias actitudes. Sólo así comenzaremos un camino nuevo, sin
enemigos, sin justicia por mano propia, sino defensores de la vida y la
dignidad, en el amor y sobre todo buscando que Dios nos guíe y nos sostenga en
este proceso. Amén."
El Coral Ekumene presentó dos canciones: "Pronto venceremos" y "Volveremos, Malvinas"
Al igual que el año pasado, Marita y Guillermo, con el Dúo Resolana nos deleitaron con dos canciones: "Hermanita perdida" y "La cigarra"
De la Comunidad Musulmana nos acompañó Miguel Caravajal con su mensaje.
También se presentaron "Los malvineros", un grupo de rock nacional integrado por dos veteranos y sus hijos. Un grupo con mucha onda.
Por supuesto, los Poetas de la Bahía también estuvieron presentes con sus poesías alusivas.
Como broche de oro la cantante lírica Valeria Magnano y su compañero nos delietaron con "Sólo le pido a Dios", en una versión absolutamente diferente
Finalizamos cantando el Himno Nacional y la Marcha de San Lorenzo.
Terminamos la Vigilia a las 00 hs., en el cenotafio de los caídos en Malvinas, en una ceremonia muy emotiva, con la presencia de la banda que entonó el Himno Nacional, la Marcha de Malvinas y el minuto de silencio por los caídos.
Este es el segundo año que acompañamos a los veteranos lo que sentimos que es un honor y una alegría.
Estela Andersen
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