jueves, 24 de abril de 2014

Semana Santa en la Congregación

 Este año comenzamos la Semana Santa en la comunidad de Coronel Suárez, en Mitre 593, el 13 de Abril, domingo de Ramos, a las 10 hs. Con mantas armamos la alfombra para recibir a nuestro Señor.
 El manto era el vestido externo de las personas en los tiempos de Jesús, era su ropa y su cama también. El cuidado del lado interno era importante ya que no se lavaba tan fácilmente la ropa como hoy en día. La parte interna del manto era privado, íntimo, sin embargo fue ahí en donde Jesús pasó montado en un asno. ¿Somos capaces de permitir que Jesús pase montado sobre el asno sobre lo más privado e íntimo que tenemos o de nosotrxs mismos? ¿Cómo recibimos a Jesús? ¿Con qué honores?

 El 17 de Abril, Jueves Santo, a las 20 hs., en la comunidad de Carmen de Patagones, en Avellaneda 187, recordamos la última cena del Señor.
 Mediante una celebración interactiva, realizada en forma antifonal, recordamos todo lo que rodeó la última Cena de Jesús.
 Reflexionamos también acerca de los dones de la Santa Cena, como es una mesa abierta para toda persona que busca ahí fortalecer su fe, descargar su angustia, buscar la comunión entre los hermanos y hermanas y sanar sus heridas.
 Recordamos también que a Jesús le faltaba un trago muy amargo después de la despedida junto a sus amigos y amigas: la tortura, la muerte en la cruz... y la alegría de la Resurrección, que es el fundamento de nuestra fe.

 El Viernes Santo, 18 de Abril, a las 19 hs., lo recordamos en la comunidad de Coronel Suárez.
 Esa noche, a través de la lectura del evangelio fuimos recordando el camino de Jesús desde el huerto de los olivos hasta la muerte en la cruz. La lectura la intercalamos con cantos y cada vez, fuimos apagando una vela.
 Recordamos que Jesús vino al mundo y se hizo una persona como nosotrxs, con las limitaciones propias del ser humano, esto fue una parte muy importante de su sufrimiento, pero a la vez se hizo cercano a nosotros por dos razones: porque en Jesús Dios entiende nuestra realidad humana desde su propia experiencia y porque esto mismo nos da la confianza de acercarnos a Él.
 La tumba cerrada, las velas apagadas pero... ¡una luz todavía permanece encendida en la certeza de la Resurrección de nuestro Señor!

El 19 de Abril, Sábado de Gloria, a las 19 hs., en la comunidad de Alpachiri, 25 de Mayo 45, celebramos anticipadamente la Resurrección de Cristo.
A través de las cenizas y el agua, recordamos cómo los pecados nos dejan sucios, opacos, sin la luz que nos viene de Cristo, pero el perdón y la gracia de Dios a través de Cristo, nos limpia y renueva como el agua.
 A través de una obrita revivimos la mañana en que las mujeres fueron al sepulcro y lo encontraron abierto y descubrieron que ¡Jesús resucitó!
 La Resurrección nos transforma y nos hace buscar las cosas de arriba, pasamos de ser orugas a ser mariposas, y eso debe notarse en todo lo que hacemos y decimos.
 La Resurrección de Jesús nos hace vivir de una forma diferente.
En la celebración de la Santa Cena el Resucitado se hace presente una y otra vez llenándonos de alegría.

 El domingo 20 de Abril, domingo de Pascua de Resurrección, lo celebramos en la comunidad de General San Martín, en el barrio La Villa, a las 10.30 hs. Compartiendo un almuerzo comunitario al finalizar
 y a las 18 hs., en la comunidad de Bahía Blanca, en Castelar 2257.
 En el momento de tocar la ceniza, la confesión de pecados la hicimos de la siguiente manera:
"nos detenemos un momento... miramos nuestras manos... están callosas, arrugadas, marcadas por el paso del tiempo...
ahora las invitamos a acercarse a la mesa a tocar y observar la ceniza, a cubrir nuestras manos con ellas, la vamos a palpar en nuestros dedos, en nuestras manos, en las manos de nuestras hermanas.
Este polvo gris, sucio que opaca la piel de nuestras manos es el símbolo de como el pecado opaca en nuestras vidas la Luz que nos viene de Cristo. En muchos momentos de nuestra vida, con nuestras propias manos traicionamos a Jesús...
Cuando rechazamos a una hermana o hermano, estamos rechazando al Señor.
Cuando damos vuelta la cara para no ver las crisis y las soledades por las que atraviesan nuestras hermanas, seguimos rechazándote Jesús.
HOY, en esta ciudad dónde hay tantos "cristos" deambulando por las calles, seguimos traicionándote Señor, te acuerdas, ¿hace casi 2000 años en Getsemaní?
¿Dónde empezó tu agonía, Señor?
¿Dónde empezó tu sufrir y tu dolor?
EMPEZÓ ALLI EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ.
¿Dónde Señor, por primera vez te traicionamos?
¿Dónde comenzaste a sentirte triste y abandonado?
FUE ALLI, ENTRE LOS OLIVOS EN GETSEMANÍ.
¿Dónde empezó tu camino hacia la cruz?
¿Dónde las sombras pudieron más que la luz?
EN AQUEL HUERTO EN GETSEMANI.
¿Dónde tu padre te dijo: "Tu hora llegó"?
¿Dónde por mí lloraste lágrimas de amor?
EN EL JARDÍN DEL OLIVAR, HIJO MIO, EN GETSEMANÍ.
EN ESE LUGAR , EMPEZANDO A MORIR, TE DÍ EL VIVIR". (G.Oberman)
 En el momento del anuncio de la gracia, a través del lavado simbólico de nuestras manos compartimos estas palabras:
"El agua símbolo de purificación, limpia exteriormente nuestras manos, símbolo de perdón de nuestros pecados.
- Purifiquémonos en el Manantial de Vida: -¿Cómo?
- Escuchando a Jesucristo.
- Poniendo en práctica lo que Él nos dice.
- Viviendo de una manera diferente.
- "El que creé en mí, nunca tendrá sed" (Jn. 35:6) -dice el Señor Jesús-
Oremos:
Gracias Señor por el alivio de sentirnos perdonados y por la invitación a
vivir con alegría el ESPÍRITU DE LA PASCUA. Amén."
 Después vivenciamos el relato de la Resurrección con una teatralización, aprovechando a Benjamín y Jonás que ya habían actuado la noche anterior.
 Mientras que en Bahía Blanca las propias mujeres de la comunidad intervinieron en el relato.
 Jesús resucitó y eso nos llena de alegría.
 Jesús resucitó, y eso nos llena de esperanza y alivio.
Ya la muerte no tiene ningún poder y hemos sido liberadxs de todo temor, ya que nada ni nadie puede hacer nada en contra de la Vida en abundancia que Jesús nos ha dado ¡Gracias, Dios, por ese amor inexplicable, pero que recibimos alegres y felices!
¡Felices Pacuas a todos y todas!

Estela Andersen

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