La fecha tan esperada había llegado. Caro estaba hermosa del brazo de su padre. Su vestido rosado decía: ya es una mujer, pero su cara inocente todavía dice: soy una niña que desea vivir experiencias nuevas, experiencias que me vayan formando como mujer.
Todo el agasajo estuvo muy bueno. La recepción, la comida, el postre y ¡las tortas!
La fiesta se hizo en un antiguo "boliche" que a la gente de cuarenta trajo muchos recuerdos de otros tiempos, tiempos en donde tenían la edad de Caro.
¡Feliz cumpleaños, Carolina! Que este sea el inicio de un nuevo camino lleno de experiencias maravillosas, que seas muy feliz y que tus sueños de quimceañera se hagan realidad... aunque sea un poquito.
¡Que Dios te bendiga!
Estela Andersen
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