Esta vez tuvo un doble propósito: un cierre del año y la despedida de Alessandro Espósito, pastor de la Iglesia Evangélica Valdense.
Alessandro ha servido en la comunidad valdense durante tres años, y ahora regresa a Italia, su país de origen.
Como una forma de expresar nuestro afecto y como un recuerdo de este paso por este espacio de Diálogo Judeo-Cristiano, le regalamos un poncho pampeano, un producto típico de esta zona.
Agradecemos sus aportes en estos tres años y su buena disposición a trabajar en pos de la hermandad y conocimiento mutuo.
Luego Seri le dedicó una canción de Gustavo Patiño, "Escondido de mi país"
"Soy ese país que siempre está
buscando el camino
de la libertad, la identidad
como el cauce busca el río
no lo puedo hallar
la realidad mira hacia otro
destino
Yo soy cordillera y mar
selva, pampa y desierto
ríos, lagunas y montes
puna y salar
y soy además parte de este
suelo americano
Yo estoy ubicado al sur
donde late la vida
donde aún existe el tiempo
espacio y flor
soy ese país que pocos saben
lo que hay en mí
Yo quiero ser sol
para poder brillar con luz propia
y entregar así el resplandor
que de mi alma brota
al fin esta luz
es una deuda que me está
haciendo sombra
Escondido estaré
mientras todos me ignoren
y no quieran conocer
mi antigua raíz
hoy yo soy crisol
y aquí estoy
mirando hacia adelante
Mi bandera es cielo azul
en él surcan nubes blancas
y una estrella de fuego en su corazón
soy ese país que todos llaman Argentina."
Después de algunas palabras de despedida y mucha emoción, disfrutamos unos deliciosos helados para darle el toque dulce al encuentro.Aquí estamos, quienes pudimos reunirnos en un tiempo de bastantes corridas:
Walter, Roberto, Laura, Juan Lucas, Seri, Alessandro, Gabi, Benjamín, Estela, María Rosa, Maxi y Trini (de espaldas y dormida).
Cada uno/a le dedicó unas palabras a Alessandro en un pergamino preparado especialmente con el logo de la Confraternidad, la bendición aarónica en hebreo y en español
"Di-s te bendiga, y te guarde;
Adona-i haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;
Adona-i alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.",
y la frase "Las Promesas de Dios son para siempre",Una vez más podemos afirmar las palabras del Salmo 133: ¡Mirad cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía!
Estela Andersen
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