La esclavitud no ha desaparecido: la trata
de personas es la esclavitud del presente.
Es hora de visibilizar este flagelo y tomar
conciencia del padecimiento de miles de
personas en nuestro país. Todas y todos
somos parte.
En estos días, se informó que en la Ciudad de Buenos Aires “la División de Trata de Personas de la Policía Federal liberó a 28 personas que eran sometidas y esclavizadas para producir ropa en un taller clandestino ubicado en la calle Portela al 100, a metros de la avenida Rivadavia” (Minuto1.com 23 de abril de 2016).Aunque no lo creas, la esclavitud está más vigente que nunca. Vivimos en una sociedad donde todo —incluso las personas— se ha vuelto mercancía, porque así lo exigen la cultura del consumo y el mundo de lo descartable.
La trata de personas es la esclavitud de nuestros tiempos; y es aún más perversa ya que se presupone que no existe, que está abolida, que pertenece al pasado. Esto hace que hoy la trata de personas sea invisible y que creamos que el sometimiento es consentido por quien lo padece.
Personas violentadas, hacinadas y privadas de libertad sufren diariamente explotación sexual, explotación laboral, tráfico de órganos… Todas ellas tienen rostros, nombres e historias, como vos. Vos podés ser una de esas personas; nosotros y nosotras podemos ser una de esas personas.
Aunque somos iglesias cercanas a las realidades que informa la noticia mencionada, no sabemos cuántas otras personas están en situación de esclavitud a nuestro alrededor a lo largo y ancho del territorio argentino. Nos damos cuenta de nuestra ceguera ante esas realidades tremendamente opresivas que afectan a muchos hermanos y hermanas. Como nos muestra el libro de Isaías 58: 6-8, el Señor nos llama a desatar, soltar y liberar a los quebrantados; nos convoca a compartir, recibir y cubrir: “No te escondas de quien es tu propia carne”.
Como cristianos y cristianas, ¿qué tenemos para decir y para hacer? ¿Qué dicen nuestras voces, qué hacen nuestras manos? ¿Somos sólo espectadores?
Inspirados en el Evangelio, desde las iglesias podemos contribuir a la sensibilización y prevención de la trata de personas en nuestros espacios de misión e incidir a través de sus niveles institucionales y de los organismos de los que formamos parte.
“De modo que no ya hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, ya que todos ustedes son uno en Cristo Jesús”. Gálatas 3:28 nos desafía a un cambio de paradigma: la desnaturalización y deconstrucción de este modelo opresivo y de muerte. Nos anima y nos mueve al compromiso
colectivo de crear nuevas forma de relacionamiento basadas en el cuidado, la equidad, el respeto y el amor mutuo.
Los y las invitamos a sumarse a esta tarea.
Buenos Aires, 24 de abril de 2016
Texto colectivo elaborado en el marco del Encuentro – Taller de
Iglesias Evangélicas de Argentina “El compromiso de las Iglesias ante
la vulneración de derechos”. CAREF – FLM, Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, abril 2016.
Las y los asistentes son parte de la membresía de las Iglesias
Evangélicas del Río de la Plata (IERP), Discípulos de Cristo (IDC),
Metodista Argentina (IEMA), Luterana Unida (IELU), Valdense del Río
de la Plata (IEVRP) y Anabautista Menonita de Buenos Aires (IAMBA).
Además, participaron representantes del Consejo Latinoamericano de
Iglesias (CLAI), de FeMMA - Pastoral de la Mujer Metodista y del
Consejo Unido de Educación Cristiana (CUEC).
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