Este año lo prepararon las mujeres del Comité Nacional de Cuba bajo el lema "Al recibir a las niñas y niños, me reciben a mí".
Antes de comenzar la celebración, en el rincón de atrás del templo, conforme la propuesta de las mujeres cubanas, se dispuso café y limonada para recibir a la gente.
El dibujo que acompañó a todas las celebraciones en el mundo es de Ruth Mariet Trueba Castro, artista plástica y poeta, miembro de la Iglesia Metodista de Jaimanitas, La Habana, Cuba, actualmente se encuentra coordinando el Programa de Renovación Litúrgica del Consejo de Iglesias de Cuba. Dice acerca del dibujo: "Aunque puedo explicar de una manera racional el dibujo, en base a los elementos simbólicos que utilizo: las palmas, los vitrales, las manos y los colores de la bandera cubana, he querido complementar el arte del dibujo con el arte de la palabra, es decir, con poesía.
En el umbral de la infancia
Abrimos la puerta a la niñez que nos habita y Jesús entra
Como luz que trasciende los vitrales
Se hace cuerpo en los juegos de la risa
Y niño en el abrazo de las palmas
A pleno mediodía.
Nuestra oración es un brillo en la pupila
Sudor de manos blancas, amarillas y negras
Que reciben a Jesús -una vez más-
Junto a todos los seres que esperan
En el umbral de la infancia."
Cecilia, una de las líderes locales dio las palabras de bienvenida.
La primera en hablar fue la mujer anciana que levaba una Biblia: "Me llamo Juana. Traigo en mis manos la Palabra de Dios. Muchas de las mujeres cristianas de mi generación mantuvimos la fe aun cuando se nos discriminaba por creer en Dios y reunirnos a celebrar. Trasmitimos la Palabra de Dios a nuestros nietos y nietas. Por nosotras ellos supieron del Dios que los ama y fueron creyendo en El. Permanecimos abriendo nuestros templos cuando muy pocas personas asistían, fuimos las piedras vivas que dieron razón de su esperanza; por eso, somos mujeres con experiencias de resistencia y dolor, pero también con la alegría de ver cómo la verdad florece y la Palabra de Dios es recibida con alegría en nuestro pueblo. Alabado sea Dios."
La segunda, una mujer adulta llevando un recipiente con verduras: "Mi nombre es Yamilka. Soy una mujer con múltiples jornadas de trabajo: la jornada laboral, la atención a la iglesia y a la familia. Les traigo frutos de la tierra porque las mujeres de mi generación tienen la responsabilidad de hacer la comida diaria con creatividad y alimentar a sus hijos e hijas. Un plato tradicional cubano es el ajiaco. Es un caldo en el que se unen los diferentes frutos que producimos: la yuca, el boniato, la calabaza, la malanga, el plátano y el maíz. Esta mezcla es muy sabrosa y cada fruto hace su aporte, dando lugar a un nuevo sabor. Así es nuestra vida, somos diversas: médicas, arquitectas, maestras, constructoras, pastoras, músicas, peluqueras, obreras agrícolas, cuentapropistas, etc… pero a todas nos une algo: la creatividad para alimentar y cuidar de la familia en la lucha por la sobrevivencia, y el aporte que hacemos a la sociedad con nuestros dones y sabiduría. Nosotras le damos sabor a la vida diaria. Alabado sea Dios."
Luego, una mujer Joven levando una vela: "Mi nombre es Liudmila, desde muy pequeña escuchaba los relatos bíblicos que me contaba mi abuela Juana. Asistía con ella a la iglesia, a las diferentes actividades y a la escuela de verano que daban todos los años para niños y las niñas. Sigo su camino en mi grupo de jóvenes. Represento a las mujeres jóvenes que con la luz de mi generación ansían iluminar las oscuridades de nuestro contexto. Hemos estudiado gratuitamente, tenemos una carrera universitaria, y estamos aportando a nuestras familias y comunidades. A pesar de esto no logro los recursos necesarios para satisfacer las necesidades propias y de mi familia. La crisis económica del país nos golpea hace años, nuestros salarios no alcanzan. El éxodo nos sigue desangrando; muchas de mis amigas y amigos residen ahora fuera del país, cada despedida hace crecer en mí un gran sentimiento de soledad y frustración. Yo confío que las luces de mi generación ayudaran a encontrar caminos a muchos jóvenes, hombres y mujeres que no vislumbran el porvenir en nuestro país. Nuestra descendencia tiene derecho a disfrutar de esta tierra tan hermosa que Dios nos confió. Alabado sea Dios."
Luego cuatro niñas hablaron.
La primera, que llevaba una maraca dijo: "Yo soy Olivia, vengo de la zona oriental y traigo la alegría y el ritmo. Me gusta mucho asistir a la iglesia todos los domingos y hablarles a mis amiguitos de Dios. Yo vivo con mi mamá. Mi papá es médico y cumple misión en Venezuela. Yo me siento muy orgullosa de él, pero extraño mucho a mi papito. Aunque mi mamá no me acompaña a la Iglesia, siempre le cuento lo que allí me enseñan."
La segunda, que llevaba un recipiente de coco con azúcar, dijo: "Yo soy Ana Paula, vengo de la zona central y les traigo el amor en este trozo de caña. En Cuba todos los niños y niñas jugamos con nuestros compañeritos de aula, y también con los amiguitos del barrio. Asistimos a la escuela, y aunque en ocasiones los adultos no nos escuchan, nos sentimos queridos y no tenemos que trabajar para vivir."
Finalmente dos niñas pequeñas se presentaron, saludaron y llamaron a la comunidad a saludarse diciendo: "Yo soy María, vengo de la zona occidental y me gusta venir a la iglesia, donde me siento muy alegre y canto con los otros niños y niñas. Yo soy Carla y ahora les invito a saludarnos como lo hacemos en Cuba: con un beso en la mejilla y un abrazo, o dándonos las manos y decimos:
¡Buenas noches!"
Cada una, al terminar de hablar, dejaba lo que traía sobre el altar.
Después de la exhortación de las niñas, toda la comunidad se saludó con un beso y un abrazo.
La celebración tuvo un formato tradicional de invocación, confesión de pecados y absolución.
La comunidad respondía leyendo lo proyectado en la pantalla.
Se leyó primero el texto del Antiguo Testamento: Isaías 11: 1-10
Y luego los niños y niñas dramatizaron el relato del Evangelio según San Marcos 10:13-16
Luego se llamó a reflexionar en forma personal y luego compartir con la persona que estaba al lado:¿en cuál rol te has encontrado en tu vida? ¿Quiénes son estos niños y niñas que Jesús hoy abraza, bendice y nos desafía a recibirlos como el Reino de Dios? ¿Cómo seguir compartiendo esta bendición?
Los niños y niñas repartieron flores de papel elaboradas por las mujeres. La propuesta era escribir en la flor un compromiso con los niños y niñas conforme el mensaje de Jesús.
Las flores simbolizaban la flor mariposa, flor nacional de Cuba, una mezcla de laurel de jardín blanco y jazmín del cabo, oriunda de Asia, pero que se dio tan bien en ese país que crece naturalmente como si fuera autóctona.
Al mismo tiempo que se recogían las flores con los compromisos, también se levantó la ofrenda para Cuba. Con alegría podemos decir que logramos reunir una buena suma: $1228,50.
Después de la oración de agradecimiento e intercesión por las múltiples necesidades del pueblo cubano, que también lo son de muchos países, se leyeron los compromisos que nos propusieron las mujeres cubanas:
"Con la confianza y la verdad de ser criaturas amadas por ti, con un lugar en tu corazón, nos comprometemos a:
- A ser amables y saber perdonar,
- Aceptar a cada ser humano, ya que es único y valioso para Dios,
- Mantener la esperanza en un futuro de justicia y paz,
- Recibir a los niños y las niñas para soñar, reír, danzar, amar sin distinciones.
- Nos comprometemos en nombre de aquel que nos enseñó a orar diciendo “El Padre Nuestro...”
Vayamos al mundo, con el corazón impregnado de la ternura infantil, de la esperanza del Reino de Dios, acogiendo a la gente con amor y sabiendo que “Al recibir a las niñas y niños, me reciben a mí.”
"Dios nos bendice y nos envía
Al recibir a la infancia
En oración, fe, constancia
Compromiso y alegría.
Al despuntar cada día,
Recibimos bendición
Y acogemos la misión
de cuidar y celebrar,
el milagro de inspirar
toda vida, en oración.
Voz de mujeres, su luz
Nos reúne y nos convida
Al recibir toda vida
Recibimos a Jesús."
Después de la celebración invitamos a la gente a compartir comida elaborada con ingredientes propios de Cuba: pescado, pollo, croquetas de papas, banana, coco, arroz con leche, etc.
Para tomar: limonada y café. Un buen final para una hermosa celebración y un cuidado trabajo previo.Aquí está el grupo a pleno. ¡Muchas gracias a todos y todas por la buena onda!
Los y las esperamos el año que viene, el viernes 3 de Marzo en el templo de la Iglesia Valdense, Villarino 30, en donde vamos a estar orando y ofrendando por Filipinas bajo el lema: "¿Acaso soy injusto contigo?"
Estela Andersen
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