De tardecita fue simplemente el encuentro y el armado de carpas. Después, una vez caída la noche, preparamos la cena.
Dos papis prepararon hamburguesas a la parrilla
que los pequeñ@s devoraron con alegría y la expectativa de todo un fin de semana por delante.
La mañana del sábado amaneció fresca, pero aparentemente buen clima. Los chicos y chicas desayunaron chocolatada con panes con dulce de leche.
Y luego nos pusimos a trabajar. El tema que tratamos fue la ancianidad con el cuento: Las arrugas, de Pedro Pablo Sacristán
"Era un
día soleado de otoño la primera vez que Bárbara se fijó en que el abuelo tenía
muchísimas arrugas, no sólo en la cara, sino por todas partes.
-
Abuelo, deberías ponerte la crema de mamá para las arrugas.
El abuelo
sonrió, y un montón de arrugas aparecieron en su cara.
- ¿Lo ves? Tienes demasiadas arrugas.
- Ya lo sé Bárbara. Es que soy un poco viejo... Pero no
quiero perder ni una sola de mis arrugas. Debajo de cada una guardo el recuerdo
de algo que aprendí.
A Bárbara se le abrieron los ojos como si hubiera descubierto
un tesoro, y así los mantuvo mientras el abuelo le enseñaba la arruga en la que
guardaba el día que aprendió que era mejor perdonar que guardar rencor, o
aquella otra que decía que escuchar era mejor que hablar, esa otra enorme que
mostraba que es más importante dar que recibir o una muy escondida que decía
que no había nada mejor que pasar el tiempo con los niños...
Desde aquel día, a Bárbara su abuelo le parecía cada día más
guapo, y con cada arruga que aparecía en su rostro, la niña acudía corriendo
para ver qué nueva lección había aprendido.
Hasta que en una de aquellas charlas, fue su abuelo quien
descubrió una pequeña arruga en el cuello de la niña:
- ¿Y tú? ¿Qué lección guardas ahí?
Bárbara se quedó pensando un momento. Luego sonrió y dijo
-
Que no importa lo viejito que llegues a ser abuelo, porque.... ¡te quiero! "Hablamos sobre cómo el cuerpo se va transformando con el paso del tiempo, dese que nacemos hasta que somos viejitos. También hablamos acerca de lo importante que es que haya gente anciana que comparta con nosotros cómo era antes, sus anécdotas y experiencias de vida. Como la idea era lograr plasmar todo lo conversado, primeramente los chicos y chicas recortaron fotos de personas de diferentes edades.
Después lo pegaron sobre papeles afiche en dos grupos y escribieron frases acerca de por qué son importantes los abuelos o la gente viejita.
Estos son los dos grupos con sus trabajos realizados.
Después de un rato libre, almorzamos fideos con tuco y después entre todos los papis los sorprendimos con unos helados.
De tarde preparamos unos paquetitos con un mensaje y bombones de fruta adentro como un regalo para el día de la Madre.
Aquí tenemos un modelo terminado.
Después los chicos y chicas amasaron unas masitas con sus deditos y tomando como cortador de pasta la tapa de los helados.
Aquí esta pequeña nos muestra una masita lista para ir al horno.
Entre medio llegaron los papis que habían salido a buscar buscar las cañas para el pan de palo de la noche.
La aparición de las cañas provocó un alboroto importante en los peques que rápidamente abandonaron la masa y se fueron a preparar las cañas.
Estaba medio complicado con el horno, por lo que varias masitas salieron bicolor. Conclusión: no estaban como para llevar al Hogar de Ancianos como lo habíamos planificado... lo dejaremos para Noviembre.
Como todavía había mucha tarde por delante, desafiamos a los chicos y chicas a jugar a la búsqueda de los 10 tesoros: 1 hormiga, 1 hoja grande, 1 hoja chiquita, 1 semilla, 1 piña, 1 flor, 1 piedra blanca, 1 corteza, 1 pasto y 1 rama torcida.
Una vez que los chicos y chicas habían logrado reunir los 10 elementos, el jurado formado por dos papis y dos mamis, deliberaron acerca de qué grupo merecía ganar. Finalmente concluyeron que cada unos de los cuatro grupos aportó con algo valioso, pero ninguno pudo cumplir del todo con lo pedido, por esa razón consideraron que era un empate.
Este juego fue muy interesante por la charla que hubo una vez reunidos todos los tesoros.
¡Y llegó la hora de la merienda!
Había hambre y sed en la muchachada.
Mientras algunos de los chicos jugaban, otros se dedicaron a pasarle glacé y granas a las masitas.
Mientras que la Pastora tuvo una charla especial con los chicos y chicas más grandes acerca de los cuatro primeros Mandamientos, los papis preparaban la fogata para la noche.
En eso, se desató la tormenta que venía amenazando desde la tarde del viernes. Menos mal que estaban las carpas y esta lona que en un momento del día hizo de reparo del viento y ahora se transformó en toldo para protegernos de la lluvia.
Pero dicen que no hay mal que dure cien años, la lluvia pasó y todos los pequeños junto con sus padres se sentaron alrededor del fuego con su caña a cocinar su pan de palo. ¡Esto lo habían esperado todo el año!
Por supuesto, no sólo de pan vive el hombre, por eso había unas riquísimas salchichas en la olla para poner dentro del pan una vez cocido.
¡Caritas felices!!!
De noche pasó una buena tormenta, pero gracias a Dios más viento que agua. De todas maneras muchos padres se llevaron sus hij@s en la noche del sábado, pero los que nos quedamos amanecimos con la frescura de la mañana del domingo, listos para celebrar el culto en el templo.
Con el altar preparado como una mesa de cocina, comenzamos el culto con el video de Silvio Rodríguez "Mujeres"
Durante el mensaje hablamos acerca de ser hij@s y de ser padre y madres desde la relación entre Pablo y Timoteo, y las recomendaciones que le da en su segunda carta al joven que tomó por hijo en la fe. Recordamos a nuestras madres en la educación que nos dieron y pensamos acerca de la educación que nosotros damos a nuestros hij@s. Realmente fue muy interesante e intenso.
Después de hablar sobre los elementos del altar, en un homenaje a las madres, compartimos el video con la canción "Las manos de mi madre", de Ceésar Isella y cantada por Mercedes Sosa:
Después los chicos y chicas les dieron a sus mamis los regalos que habían preparado en el campamento.
Como finalización, almorzamos en el Parque Recreativo con gente de la comunidad y familias que acompañaban a sus pequeñ@s en el campamento.Esta es una parte del grupo de niños y niñas que participaron del Campamento:
Atrás: Jimena, Ryan, Nicolás, Carolina, Priscila y Sasha.
Adelante: Caren, Malena, Morena, Mili, Silvina, Jonás, Marcos, Benjamín, Martina, Maiten, Delfina, Tomás y Alejandro.
En la foto faltó Francisco que llegó más tarde.
Muchas gracias a todas las personas que hicieron posible este campamento, sobre todo a Bibi, Renata y Araceli, tres mamis de la comunidad de Alpachiri que todo el año están poniendo el pecho y las ganas para este hermoso trabajo con niños y niñas. ¡Que Dios los y las bendiga!
Estela Andersen
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