“Hoy les ha nacido en el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor.” Lucas 2,11
¿Qué celebramos en Navidad?, ¡que nos es nacido el Mesías, el Señor! Por eso, en este día en particular, dirigimos nuestra mirada hacia ese niño que nos ha nacido y que lleva por nombre Jesús. Y, ¿qué significa Jesús en medio nuestro sino un renovar la esperanza en un futuro promisorio, reanimar la confianza plena en una vida con sentido? No por nada, este niño es llamado Emmanuel, es decir: Dios con nosotros. Celebrar Navidad es celebrar, en este humilde niño del pesebre, que creemos y confiamos en un Dios presente en nuestra realidad de hombres y mujeres. Un Dios con nosotros, un Dios que nos salva. Navidad es el nacimiento de Jesús, pero, también, es nuestro nacimiento como hijas e hijos de Dios, como personas que queremos mirar lo que nos rodea desde la perspectiva del reino. Un reino colmado de humanidad, un reino donde el amor sea una realidad palpable cada día. Celebrar Navidad, es alegrarnos y gozarnos por el hoy de la salvación que se hace presente en Jesús, pero también, responsabilizarnos y comprometernos con un mañana mucho más pleno y venturoso. En Jesús, Dios transforma nuestra noche en día, la tristeza en alegría, el odio en amor y nuestra desesperanza en una feliz realidad. Al hacerse hermano, Jesús, rompe para siempre la barrera que separa a los hombres y mujeres de Dios, y despedaza las fronteras que separan a los hombres entre sí. Que podamos nacer hoy, en Navidad, a una nueva vida, una vida libre y comprometida en y con el Señor. Que así sea. Amén.
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