Después de años de trabajo junto al coordinador de la Oficina de Municipal Culto, Gustavo Mendé, la cual fue oficializada el pasado 4 de Julio, pudimos celebrar los 200 años de la Independencia en la diversidad religiosa, siendo parte del protocolo de los actos oficiales.
El 9 de Julio, en el marco del desfile, fuimos convocados a dar la invocación religiosa al inicio del acto: Roberto Bukle, párroco de la Parroquia Santa Teresita, por parte de la Iglesia Católico-Romana, David Liberman, cantor litúrgico, por parte de la Comunidad Judía, y Estela Andersen, pastora de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata, por parte de las Iglesias Evangélicas Protestantes.
en el fondo, a la izquierda (y de izquierda a derecha) de la foto se encuentran los tres representantes religiosos: Estela Andersen, David Liberman y Roberto Buckle |
"Muchas cosas han pasado desde aquel 9 de Julio de 1816, cuando en Tucumán, representantes de todas las provincias se reunieron para declarar la independencia de España. Ya en ese tiempo, más allá de los ideales de muchos y muchas, de los deseos de construir una nación libre e independiente en donde toda persona pudiera vivir en paz, había quienes sólo buscaban su propio beneficio. Así hemos pasado los 200 años entre aciertos y desaciertos, crisis, guerras y tiempos de bonanza. Pero una cosa es cierta: esta es una tierra en donde convivimos personas de muy diversos orígenes, lo que nos hace ricos en tradiciones, costumbres y credos, y eso es muy bueno. La libertad está directamente relacionada con eso.
Pero como dije, también por esta diversidad que nos caracteriza, en estos 200 años hemos vivido tiempos muy oscuros, en donde la libertad y la paz fueron sólo una metáfora. No son por casualidad las palabras del Martín Fierro: “Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera, tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos se pelean, los devoran los de ajuera”, simplemente reflejan un ingrediente propio de nuestra construcción como país, cada vez que un grupo ha puesto por encima sus propios intereses a los del bien común.
Esto me trae a un texto de la Carta a los Gálatas (4:13-15) que si bien es del Nuevo Testamento, incluye el precepto que une a cristianos y judíos: “Ustedes, hermanos, han sido llamados a la libertad. Pero no tomen de esa libertad pretexto para la carne; antes al contrario, sírvanse unos a otros por amor. Pues toda ley alcanza su plenitud en este solo precepto: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. ¡Entonces cuidado!, pues si andan mordiéndose y devorándose unos a otros, van a acabar destruyéndose mutuamente”.
El amor y la libertad son parte de lo mismo, ya que uno depende del otro, y cuando no están presentes en las relaciones humanas, nos mordemos y devoramos, destruyéndonos mutuamente. Cada quien busca acomodarse sin importarle la suerte del otro, de la otra.
El amor y la libertad fueron los motores de aquellos y aquellas que soñaron con un país libre y soberano hace 200 años atrás, y deberían ser nuestro motor hoy como pueblo, independientemente del gobierno de turno y su color político-partidario.
El amor y la libertad, el servicio mutuo entre nosotros y nosotras como ciudadanos y ciudadanas de este hermoso país, es lo que va a permitir que podamos lograr efectivamente lo que nos proponemos en el preámbulo de nuestra Constitución Nacional: “… construir la unión nacional, afianzar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres y mujeres del mundo que quieran habitar el suelo argentino; invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia…”.
Por eso estamos hoy aquí invocando al Dios único, Dador de Vida, que se manifiesta a través de toda religión en donde el amor y la libertad sean principios fundamentales. Dios quiera que este aniversario tan especial sea el inicio de ese nuevo tiempo en donde podamos construir sobre las bases de aquellos hombres y mujeres que soñaron, hace ya 200 años, que ésta sea una tierra de paz, aquella que mana leche y miel, con las mismas oportunidades para todos y todas. Amén."
Pensamos que éste es un hecho histórico en la ciudad en busca de una sociedad más inclusiva y diversa, en donde cada vez más podamos unirnos en las diferencias y desde ahí construir una sociedad más justa.
Estamos muy contentxs por el resultado de este esfuerzo (ya que tuvo sus vaivenes y desentendimientos) y agradecidxs a Dios porque creemos que es quien está detrás y delante de esto.
Estela Andersen
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