Comenzamos la actividad con un hermoso devocional recordando a la mujer que en medio de todas las críticas ungió con perfume a nuestro Señor Jesús.
El tema que nos convocaba era "Justificadas por la fe", con motivo de los 500 años de la Reforma Protestante, y fue presentado por la pastora Wilma Rommel, de la Iglesia Evangélica Luterana Unida.
El día sábado trabajamos la temática. Primeramente nos miramos al espejo, como parte de la dinámica que la pastora propuso. Hablamos acerca de lo que significa mirarse y tomarse el tiempo para una misma. Jugamos al espejo y hablamos de lo que sentimos al hacer la dinámica.
Luego vimos tres mujeres que se animaron a romper los moldes en el tiempo de la Reforma:Marie Dentière, Argula Stauff y Elisabeth von Brunswick. Pudimos ver cómo se comprometieron con el movimiento, aún cuando los hombres que las rodeaban, en ocasiones, no las apoyaban... si bien también hubo quienes las alentaron en ese nuevo camino.
Por la tarde seguimos viendo mujeres que se animaron a romper las estructuras, pero esta vez, argentinas: Juana Paula Manso, que trabajó junto a Sarmiento en la educación, y Beatriz Melano, primer teóloga protestante argentina. Vimos sus luchas y cómo esto mismo las hizo vivir momentos de inmensa soledad. Frecuentemente eran tratadas como "locas".
Luego, después de toda una jornada de trabajo, nos miramos al espejo y vimos que teníamos rasgos de esas mujeres valientes, y que también deseábamos romper moldes, nadar contra la corriente.
El día finalizó con una noche cultural, con sketch, cuentos y juegos. Un final muy apropiado para distenderse después de un arduo día de trabajo.
El domingo celebramos el culto junto a la comunidad local. La pastora Wilma Rommel estuvo a cargo del mensaje, con el texto de la mujer sirofenicia.
Después del almuerzo hicimos una evaluación del encuentro, pensamos juntas cómo queremos funcionar como distrito, y de qué manera estimular la participación de otras más, cómo hacer para que otras mujeres se interesen por esta actividad.
Queremos agradecer a las mujeres de Tres Arroyos por todo su esfuerzo y por supuesto, también a la pastora Wilma Rommel que compartió de su tiempo, su conocimiento y su buena disposición. ¡Que Dios las bendiga!
Estela Andersen
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