Reflexión a
partir de Marcos 6:30-14
"Entonces los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado.
Él les dijo:
—Vengan ustedes aparte, a un lugar desierto, y descansen un poco.
(Eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer.) Y se fueron solos en una barca a un lugar desierto. Pero muchos los vieron ir y lo reconocieron; entonces muchos fueron allá a pie desde las ciudades, y llegaron antes que ellos, y se juntaron a él. Salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas." Amén.
¿Cuál es el
sentido de la vida?
¿Tiene
sentido esta vida?
Nosotros,
los seres humanos igual que el resto de la naturaleza formamos parte del ciclo
de la vida: nacemos, crecemos, nos reproducimos, morimos… y pasamos al olvido…
¿Quién
recuerda o conoce a todas las personas que murieron antes que nosotros?
Ya pasamos
el año 2000, vivimos en el año 2015… ¿cuánto tiempo hace que el ser humano
habita la tierra? ¿dónde están los restos de todos los animales, plantas y
personas que murieron?
Se
transformaron en tierra, nada más… sólo quedan restos fósiles de algunos seres
por haberse encontrado en condiciones muy especiales, pero la mayoría, se
transformaron en tierra.
Y la verdad
es que los seres humanos, que nos sentimos tan importantes hoy, mañana
desapareceremos… seremos tierra… como todas las personas que estuvieron antes
que nosotros, y que ya no sabemos quienes fueron, cómo eran, qué sentían.
La pregunta
entonces es ¿dónde quedan las corridas, las amarguras, los sinsabores, la
locura de la vida cotidiana? ¿Cuál es el sentido de todo eso si mañana ya no
queda nada?
Pablo, en su
carta a los Efesios (2:12-22), dice “Dios es nuestra Paz”, a través de su
muerte en la cruz le dio muerte a la enemistad. La enemistad es uno de los
grandes problemas en el mundo, en lo grande y en lo chico. En lo grande, porque
toda guerra parte de la enemistad o el desentendimiento de dos líderes o dos
pueblos, y en lo chico, los tantos problemas que tenemos por tonterías dentro
de la comunidad, el pueblo o la familia… La enemistad, la falta de amor, de
perdón, de reconciliación, d misericordia… esto es vivir sin esperanza… sin
Dios.
¿Con cuánta
gente nos encontramos que está así? ¿Cuántas veces nosotros nos sentimos
así?... no le encontramos el sentido a nuestras vidas… sólo vemos lo negativo…
y pretendemos que alguien de afuera nos solucione lo que en realidad nos pasa
por dentro…
Después de
que los discípulos habían salido de dos en dos para proclamar la palabra de
Dios y mostrar el Reino de Dios, Jesús los recibe, quiere saber cómo les ha
ido, que cuenten su experiencia, pero también que descansen, que puedan
procesar todo lo vivido. Por eso los invita a descansar en un lugar tranquilo,
porque “los que iban y venían eran tantos
que no les quedaba tiempo ni para comer”… la locura de las corridas, la
exigencia de la vida cotidiana… gente sin Paz, gente sin Dios, que buscaba
ayuda, que buscaba consuelo…
Y a pesar de
todas las intenciones, toda la buena voluntad, de ir a un lugar tranquilo… no
hubo manera… entonces Jesús mira a esa gente que los sigue y siente compasión
de ellos… “porque estaban como ovejas sin
pastor”, estaban desesperados, desconsolados, angustiados, buscando…
Hoy también
hay tanta gente así… por eso tantos psicólogos, tanta venta de libros de
autoayuda de todo tipo, tantas religiones o grupos espirituales nuevos, tantas
adicciones o evasiones… tantas propuestas para silenciar nuestras cabezas y
llenarnos de actividades, viajes, cosas… para no pensar en el sentido de la
vida, de nuestra vida… esta vida, que igual pasa… y llega al final… a la
muerte… a la nada…
Tanta gente
sufriendo en el mundo y a nuestro alrededor por no encontrarle el sentido a la
vida, porque equivocadamente piensan, y pensamos, que la felicidad es no tener
problemas, no tener preocupaciones… Cuando la felicidad es cuando estamos en
Paz: en Paz con nosotros mismos, en Paz con los demás, porque creemos en Dios,
porque tenemos esperanza, porque tenemos un pastor, pertenecemos a Cristo, porque
en la cruz murió también la enemistad… sólo queda el amor… y el amor nos
libera de todo lo que nos ata y nos quita la Paz.
Jesús nos
mira con misericordia y nos enseña a vivir cada día como el único, disfrutando
del milagro de la vida, y nos invita a transmitir esta Paz, que él nos da, a
otras personas, para ir construyendo así, en lo cotidiano, el Reino de Dios,
ese Reino de Paz que tanto necesitamos. Amén.
Estela
Andersen
Pastora de
la IERP
Octavo
domingo después de Pentecostés
19 de Julio
de 2015
Alpachiri –
La Pampa
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