“Es
inconcebible que los seguidores de Jesucristo alguna vez se hayan tenido que
preguntar si a ellos les concernía o no el compromiso social, y que haya
surgido una controversia sobre la relación entre evangelización y
responsabilidad social”.
Así
declaraba en tono de protesta años atrás el destacado líder evangélico John
Stott,[1] y de igual manera nosotros podemos decir que también es
inconcebible que todavía hoy haya necesidad de mostrar que el Dios de la Biblia
es el Dios de la Vida, el Dios que viene a instaurar su Reino, tomando partido
por la víctima, el pobre, el excluido y que exige –por tanto- relaciones de
justicia y solidaridad entre los seres humanos.
Al
parecer los diversos aportes bíblicos que aparecieron en América Latina las
décadas pasadas olvidaron el mensaje bíblico que ponía la vida (corpórea,
integral) del ser humano como meta de todo proyecto político y social, y
corrieron tras las novedades teológicas –en el contexto de la globalización del
mercado- que promueve el las teologías de la prosperidad y guerra espiritual.
con el diablo . Hoy términos como “cambio estructural”, “pecado
institucionalizado”, “justicia social han ca;ido en desuso”. Peor aún, algunos
términos como “liberación” han sido vaciado de su contenido socio-político y se
le da un sentido individualista y espiritualista en el marco de la lucha contra
los demonios o “espíritus territoriales”.
Es ,
necesario volver nuevamente a la Biblia
y leerla con el corazón de Dios. Dios quiere el bienestar humano, su plenitud.
Ese es su proyecto. Pero, como sabemos, existen mecanismos políticos y sistemas
económicos que se alzan contra la vida de las mayorías, y son en lo concreto la
negación de ésta. Los cristianos afirmamos que nuestro Dios es un Dios de Vida.
Pero tenemos que explicar qué significa esto?/qué significa el Dios de Vida
para nosotros?...
. En las
teologías conservadoras también se habló de Dios como un Dios de vida, pero ¿en
qué términos?. esta teología nos habla de vida eterna, vida espiritual,
vida verdadera, vida en abundancia. Pero logra acomodar el mensaje bíblico en
tal forma que no venga a perturbar las estructuras socio-económicas ya
existentes.
Realiza
esto mediante una relectura espiritualizante de las Escrituras, suprimiendo todo el mensaje
de Cristo con su esperanza concreta para esta tierra y esta historia) y
traduciéndolo todo a el espíritu incorpóreo y del cielo a-temporal. Sobre todo,
esta teología vacia el mensaje bíblico de su promesa de la “nueva tierra” como
meta final de la historia.[3]
Es claro
que una teológia así nos deja sin el Dios de la Vida, nos hereda un ídolo
manipulable por los poderosos de este mundo y pervierte, finalmente, el sentido
liberador de la Biblia. Para nosotros Dios es alguien distinto.
Dice
Franz Hinkelammert:
Si Dios es el Dios de la vida, él
es el Dios de la posibilidad humana concreta de vivir. El Dios de la vida es,
por lo tanto, aquel Dios que toma la opción preferencial por los pobres.. La
máxima ofensa a Dios se da allí donde el hombre es privado de su posibilidad
concreta de vivir.[4]
Más
adelante profundiza la idea:
Que Dios sea Dios de la vida
(...) implica, por tanto, que sea también Dios de los elementos materiales de
la vida, cuya producción y reproducción están bajo su juicio. No podemos pensar
en salir de la pobreza si no pensamos en educación verdadera. trabajo digno,
sin dádivas ni proselitismo.
Ese es el
meollo del asunto. Dios se relaciona con la materialidad para posibilitar la
vida, incluyendo por supuesto la vida de los pobres. Esta, sin embargo, no
puede existir sin la práctica de la justicia y sin un marco jurídico que
garantice la vida de todos y todas. Para eso Dios dio la Ley en el Sinaí.
2. DIOS
EXIGE LA PRÁCTICA DE LA JUSTICIA
Según el
Antiguo Testamento a las tribus liberadas de Egipto Yaveh les dio la Ley. ¿Para
qué? Para perpetuar la liberación, para garantizar la vida en lo concreto. Por
eso es que busca garantizar los elementos materiales de la vida y la igualdad en la sociedad. En Israel la justicia
y la solidaridad deben darse la mano en la construcción de una sociedad
alternativa a las conocidas por entonces (las ciudades-Estado), que se basaban
en la opresión y la esclavitud.
La Ley
así se torna en defensora de los pobres: Leemos (Ex 22:25); “ (Lev 19:13); “”
(Dt 15:11); “La justicia, la justicia seguirás, para que vivas y heredes la
tierra que Jehová tu Dios te da” (Dt 16:20) …Pasando ….
Al Nuevo
Testamento anuncia la presencia del Reino de Dios con Jesús). Se trata sin duda
de una buena noticia (evangelio) para los pobres, aunque no tanto para los
opresores. Jesús pide un(cambio de
mentalidad y actitud), para la fe en el Reino, lo cual implica que sus
discípulos han de seguirle imitando sus obras Leemos (Jn 5:17). Así lo señaló
Jesús en el contexto de la sanidad de un hombre paralítico. Jesús siguió
haciendo “las obras de Dios” luego exigió a sus discípulos que continúen con su
trabajo: “ (Jn 14:12). ¡Dios quiere dar vida en abundancia a todos! (Jn
10:10).
Pablo y
Juan también se insertaron en el mismo pensamiento y praxis: “Leemos (2 Cor
9:8-11); “Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas [el amor al dinero y
la codicia], y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la
mansedumbre” (1 Tim 6:11]” (1 Jn 2:29); “y (1 Jn 3:10-11); “Toda injusticia es
pecado... hijitos, guardaos de los ídolos” (1 Jn 5:17,21).
Finalizo
esta parte destacando a ) Santiago que fustiga la fe sin obras, el falso amor
que carece de solidaridad: “Leemos a (Stg 2:15-16); pero también fustiga a los
ricos opresores: “¡Vamos ahora! los que decís: hoy y mañana iremos a tal
ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; (...) ¡Vamos
ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. (Stg 4:13;
5:1-3).
3.
PROCURANDO EL BIENESTAR HUMANO
Si la
justicia y la misericordia son las objetivos visibles de los cristianos, ¿cómo
se ha traducido en lo concreto la práctica de la justicia?. No es desatinado
decir que –en términos generales- en la sociedad “occidental y cristiana” ha
predominado históricamente un concepto de carácter greco-romano que está lejos
de la Biblia y del Dios de la Vida. Así
la
justicia se considera dentro del campo del derecho, de la jurisprudencia, que
la definen como el valor garantizador de la coexistencia pacífica entre las
personas,de diversas clases sociales, como se ha hecho comúnmente, sobre todo
en la historia occidental. (...)
La cultura hebreo-bíblica tiene un concepto de
justicia diametralmente opuesto al grecorromano. Para la Biblia, la justicia no
consiste en permanecer impasible ante la falta de equidad socioeconómica, ante
la injusticia que representa la existencia de individuos, naciones o pueblos
divididos entre enriquecidos y empobrecidos. La justicia bíblica está llena de
una extraordinaria dosis de pasión, una solidaridad apasionada a toda prueba,
con el empobrecido, el oprimido, el desvalido, el debilitado, el discriminado,
el explotado, el excluido. Justicia es defenderlos, comprometerse con su
liberación
. Los
cristianos estamos llamados a ser constructores de una nueva sociedad donde
reine el shalom de Dios. Nuestra tarea entre otras cosas es, obviamente,
recuperar y exponer el sentido del shalom que Dios quiere para su
creación.[14]
Una
propuesta social y política –que se fundamenta teológicamente en el Dios de la
Vida- puede ser en lo que hoy se llama “participación ciudadana”. ¿Qué
significa ser “ciudadanos? La ciudadanía –en su expresión política- vendría a
ser la condición de la democracia y del ejercicio de la soberanía por parte del
pueblo. Sin embargo esta ciudadanía, desde el punto de vista de los \evangelios,
no es suficiente para construir una cultura de vida y paz.
Si la paz
es bienestar integral, hay una ciudadanía económico-social vinculada, al
desarrollo humano, la equidad y la igualdad de oportunidades ;en la cual nos
podemos expresar y actuar como personas éticas y también exigiendo justicia e
igualdad y participar activamente , sin permanecer indiferentes a los problemas
de los otros..hasta que nos toca
personalmente…sin partidismos políticos..sólo tomar una postura frente a la
necesidad de un hermano. Participar..denunciar y no avalar..conductas injustas.
También
una ciudadanía ecológica, orientada a un desarrollo sostenible en relación a la
conservación de la naturaleza, colaborar para detener la creciente depredación de nuestro planeta; y
una ciudadanía cultural, fundada en la
pluralidad, la interculturalidad y la no discriminación.
La ciudadanía es sinónimo de participación, ya
sea en la sociedad civil como en la sociedad política, y por supuesto que para
ello tenemos suficientes argumentos bíblicos que nos llaman a colaborar en la
construcción de una sociedad cuyo contenido sea el shalom, orientados por la
justicia y la misericordia.
Dios quiere el bienestar humano,.su plenitud, Este
es su proyecto.
María Rosa Vigna
miembro de la Iglesia Valdense de Bahía Blanca
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