Comenzamos el sábado de mañana presentándonos con nuestro nombre, si nos gusta cocinar y una anécdota de cocina.
Después de una pausa de café y tortas, nos reunimos nuevamente en la iglesia.
Ahora llegaba el momento de la consigna: compartir nuestras recetas.
Silvia rompió el hielo compartiendo una receta muy simple: fideos al pan rallado. Se hierven fideos (mostacholes o moños) y se prepara pan con ajos aplastados dorados en una sartén con aceite.
Marcia nos enseñó a hacer el jugo de carne y verduras, que es la base de la salsa demi glas.
María Esther nos enseñó a hacer cordero a la cerveza. Se deshuesan dos cuartos de cordero y se cortan en cubos. Se colocan en una cacerola de hierro sobre un colchón de cebollas picadas y se condimenta con hiervas de la cordillera (romero, estragón, etc) y sala. Luego se echa una botella de cerveza y se cocina a fuego lento. Como guarnición se preparan papas y batatas al horno. Se pelan y cortan papas y batatas y se colocan en una asadera sobre un colchón de cebollas picadas. Cocer a fuego lento.
Pero además trajo unas "Kuksesterkis", que son una trecitas hechas de recortes de masa (de tarta, pan, empanadas, hojaldre, lo que haya), fritas y pasadas por un almíbar aromatizado con vainilla, ralladura de limón o naranja.
Riné nos enseñó a hacer una pizza de arroz, que tiene la particularidad de llevar arroz hervido en vez de masa.
Sandra trajo masitas y compartió la receta, realmente muy simple. Mezclar 1 medida de aceite, 1 de azúcar, 2 huevos y harina leudante la cantidad necesaria para formar una masa tierna que pueda estirarse. Se estira, se corta en formas y se hornean. Muy ricas y crocantes.
A cada receta las mujeres iban anotando todo con mucho entusiasmo en las libretas que regalamos al llegar.
También probaban con gusto cada comida que las mujeres trajeron, como parte de la consigna.
Linda trajo varias cosas. Por un lado un dip de crema con condimento, aprovechando el polvo para sopa crema colado. También compartió varias recetas de ensaladas frescas. Y también una chocotorta de galletitas de chocolate remojadas en café con una mezcla de crema chantilly con dulce de leche, que se arma en capas.
Ely optó por una comida bien tradicional entre los alemanes del Volga:
"Schnitsuppe" (compota de frutas secas) y panqueques con azúcar.
Estela optó por una propuesta nutritiva para el desayuno, la merienda o la cena.
Una deliciosa granola (ideal para tener como un as en la manga): 3 puñados de almendras picadas, 3 puñados de nueces picadas, 1 kg., de avena arrollada, 1/2 kg. de pasa sin semillas, 1 puñado de coco rallado, 1 paquete de bananas secas y 1 kg. de miel pura. Colocar en una asadera a horno muy suave e ir dorando la mezcla revolviendo cada tanto. Una vez que se despega de la cuchara de madera, retirar del horno y agregar un puñado de damascos picados.
Después, como para seguir comiendo jugamos a un juego para ver qué tal está nuestro paladar. Pasaban de a dos mujeres que con los ojos vendados tenían que adivinar qué era lo que estaban comiendo. La verdad es que nos sorprendieron porque casi no se confundieron ¡bien por estas gourmets!
Y llegó la pausa del almuerzo. A pesar de haber comido toda la mañana, las mujeres se sentaron gustosas a la mesa y comieron con ganas.
Walter, nuestro cocinero, preparó arroz a la griega con milanesas de carne de vaca, de pescado y de soja... ¿qué tal?
Después del almuerzo, como para quitar la modorra, bailamos al son de "Guacamole" de Kevin Johanson.
Vimos los ingredientes básicos de la alimentación del pueblo de Israel y en qué consistía el menú diario de una persona de la clase trabajadora. Hablamos de lo importante que es alimentarse de los productos regionales y basar nuestra economía doméstica en los ingredientes más accesibles.
También hablamos sobre la mesa, lo que significa el sentarse a la mesa y con quién nos sentamos a la mesa. Hablamos sobre la intimidad de la mesa y como es importante hacer de la comida no sólo una alimentación sino una comunión, un compartir.
Después se separaron en dos grupos que trabajaron diferentes textos bíblicos con la propuesta de ver qué es lo que Jesús hizo en las comidas.
Pudimos ver que también en ese espacio es posible romper con las estructuras y presentar propuestas de inclusión.
Después cada grupo presentó su trabajo en plenario.
Esto era importante porque los grupos trabajaron cosas diferentes.
En la mañana siguiente celebramos un culto como cierre junto a la comunidad local
Con el relato de la viuda de Sarepta pudimos observar el amasado del pan
acompañados también con la canción: "Las manos de mi madre"
Mientras el pan se horneaba, compartimos el relato conocido como "la multiplicación de los panes" con la propuesta de ver más bien que el milagro fue el compartir. Reflexionamos acerca del modelo económico actual que tiene como base el acumular, lo que al mismo tiempo tiene como consecuencia el derroche y la pobreza extrema. La propuesta: comenzar un cambio desde nosotros mismo, abriendo nuestras mesas y no acumular más de lo necesario.
La mesa estaba puesta, Jesús nos invitaba y el pan estaba listo.
Ya habíamos compartido la Palabra y el canto
ahora era el momento del pan y la copa
y como Jesús mismo lo hizo con sus amigos y amigas, nosotros partimos el pan amasado por nuestras manos y compartimos en lo concreto. Al igual que lo hacían los primeros cristianos, compartimos la comida después del culto. ¡Una verdadera comunión!
Aquí está el grupo de mujeres:
De pie: Riné
Arriba: Nelly, Ely y Aidé
Abajo: Marcia, Estela, María Esther, Sandra, Cristina, Linda y Silvia.
¡Muchas gracias, chicas! Las esperamos el fin de semana del 31 de Octubre al 2 de Noviembre, en nuestro Retiro de Mujeres en Copetonas, en el Quincho en el Campo. ¡Estén atentas!!!
Estela Andersen
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