Desde lejos, por los caminos, hemos llegado a celebrar. Caminos secos y distantes, en donde a veces nos perdemos en la polvadera… pero llegamos y eso es motivo de alabanza y agradecimiento a Dios
El Adviento también es un camino entre la penumbra, la arena y la sequía. Un tiempo de peregrinación hacia el gran acontecimiento de la Navidad: el nacimiento de Jesús, nuestro Salvador. El Adviento es un camino largo, en donde domingo a domingo vemos cómo amanece, cómo la luz va tomando cuenta de toda la naturaleza, hasta por fin sale el sol.
¡Bienvenidas a este encuentro, a esta primera parada! Que la celebración de hoy sea un respiro en sus vidas, mientras que caminamos hacia la Navidad.
Dios de poder, Padre y Madre nuestra.
Que la dulzura de tu Espíritu nos dirija.
Que la audacia y el coraje de tu Espíritu nos transforme, para sembrar en el mundo la semilla de la justicia y la paz que nacen del evangelio.
Que animen a nuestras comunidades, sostengan nuestros esfuerzos para que vayan nuestros pasos hacia tu Reino.
Que el nacimiento de Jesús nos haga nacer de nuevo la esperanza por un mundo mejor, que juntas y juntos haremos posible con acciones hermanadas, encaminadas a la justicia, la tolerancia y el amor.
Que sigamos descubriendo los signos de paz en el rostro de cada ser humano, en cada espacio en el que nos encontremos: hogar, trabajo, escuela, iglesia; en la ciudad y en el campo, para hacer el sueño realidad: que la violencia termine y TU PAZ aparezca en nuestras vidas cada día.
Que, siempre, no sólo en Navidad, TU LUZ siga alumbrando nuestro camino.
Que los dones de tu Espíritu nos capaciten para servirte y seguirte, ahora y siempre, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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