Reflexionamos acerca de los símbolos de la Navidad: el árbol, sus adornos y otras cosas más que recordamos de nuestra infancia.
Después del mensaje, los chicos trajeron los animales y plantas que habían hecho en su encuentro anterior en donde hablamos acerca de Dios y toda su creación. Ahora toda esa creación formando parte del pesebre alabando y adorando al Niño Dios.
Realmente es un placer y una bendición cuando en una celebración todos son partícipes, cada uno según sus posibilidades. Esto es muy importante, el comprender que sólo si los niños se sienten aceptados e incorporados en la comunidad cristiana nuestras iglesias crecerán en calidad y cantidad. Pero esto exige de los adultos una tolerancia hacia los pequeños. ¡Dios quiera que nuestros cultos tengan esa vida en todas nuestras comunidades!
Estela.
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