Este Taller es la primera parte de una capacitación específicamente para visitadores laicos. Después, cada grupo se reunirá en su ciudad de origen para reflexionar desde la práctica misma. Esto será en tres ocasiones, después cada participante elaborará un escrito en donde escriba sobre el proceso vivido y sus conclusiones.
El primer día, Hugo nos habló acerca del ministerio de la visitación como una de las más importantes en el sentido que forma comunidad.
La primera dinámica propuesta fue hacer una especie de árbol genealógico en donde cada uno de los participantes debíamos poner aquellas personas, personajes, libros, etc. que hayan sido o que tengan alguna cualidad que sirva para un visitador. Independientemente que esa persona haya tenido algo que ver con la Iglesia.
Una vez que terminamos, fuimos ubicados con aquellas personas que menos conocíamos...
Así se fueron formando los grupos...
La consigna esta vez era compartir lo trabajado individualmente para después formar un "Decálogo del buen visitador".
Así se fueron formando los grupos...
La consigna esta vez era compartir lo trabajado individualmente para después formar un "Decálogo del buen visitador".
Del trabajo de los grupos salió lo siguiente:
Una vez pegados los afiches, tomamos una pausa para comer.
El almuerzo fue un espacio muy ameno en donde reunió la charla y el buen ánimo.
Una vez pegados los afiches, tomamos una pausa para comer.
El almuerzo fue un espacio muy ameno en donde reunió la charla y el buen ánimo.
De tarde hablamos sobre lo que habíamos trabajado en los grupos, compartiendo experiencias y pensamientos.
Un último ejercicio fue, a través de una especie de test individual, reconocer nuestros partes flacas y nuestras fortalezas como visitadores. Después, junto a un/a compañor@, compartimos lo nuestras debilidades y buscamos aconsejar al otro. ¡Un muy buen ejercicio!
Ya finalizando el día, nos despedimos agotados, pero felices por la jornada compartida... y por supuesto, ansiosos por lo que nos esperaba a la mañana siguiente.
La mañana del domingo amaneció radiante y todos nosotros, con ganas de trabajar. Este día teníamos dos temas previstos: la culpa y el enojo.
Hugo nos desarrolló primeramente el tema de la formación de la persona, cómo vamos desarrollando el superyo, que es quien interviene justamente en el tema de la culpa. La culpa en la mayoría de los casos es inconsciente y tiene que ver con nuestras historias anteriores muy antiguas. Vimos cómo tiene que ver también la forma en que logramos canalizarla y hace a una personalidad melancólica o maníaca. En general la culpa nos lleva a un castigo o a una desvalorización. En el ser humano existe la necesidad de "echarle" la culpa a algo o a alguien, y en muchas ocasiones es porque no logramos asumir nuestras frustraciones y dolores. Lo mejor es lograr llevarse bien consigo mismo, esto también nos hace más tolerantes con los demás. Es importante reconciliarnos con nuestra propia historia.
Después hablamos sobre el enojo. El enojo es un sentimiento, y como tal no es bueno ni malo, sino que depende de cómo lo manejamos. Vimos que Dios se enoja, pero es demorado para esto y no por mucho tiempo (Salmo 103:8-9). En Mt.3:5 y en Ef.4:26, vimos también las recomendaciones para no enquistarnos en el enojo.
Después hablamos sobre el enojo. El enojo es un sentimiento, y como tal no es bueno ni malo, sino que depende de cómo lo manejamos. Vimos que Dios se enoja, pero es demorado para esto y no por mucho tiempo (Salmo 103:8-9). En Mt.3:5 y en Ef.4:26, vimos también las recomendaciones para no enquistarnos en el enojo.
Como todo sentimiento, el enojo tiene una función. Algo nos frustra, no logramos hacer lo que queremos o deseamos, aparece un obstáculo. Esto produce en nosotros una reacción física y orgánica, la clave está en cómo lo canalizamos: resuelve o destruye. Cuando el enojo se canaliza de mala manera, el problema se hace más grande.
Hay cuatro expresiones del enojo:
- la descarga: cierta actividad física (caminar, cantar, gritar, etc.)
- transmitir al otro lo que siento por lo que ha hecho, sin un enjuiciamiento
- hacer una propuesta de solución que ayude a que lo que sucedió no se repita
- hacer sentir al otro un castigo, culpa, no le deseamos el bien, el "ojo por ojo"
Finalmente Hugo nos dejó una frase muy bonita: "Cambie un rezongo por una expresión de deseo".
Después compartimos un almuerzo como el final de un fin de semana muy intenso y productivo.¡Muchas gracias, Hugo, por tu tiempo y tu dedicación! Fue realmente una bendición tenerte con nosotros, compartiendo todo tu conocimiento y experiencia. ¡Que Dios te bendiga!
Estela Andersen
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