jueves, 21 de febrero de 2013

Día de viento

El jueves 7 amaneció muy, pero muy ventoso. Ya en el desayuno ocurrió un episodio que fue por demás simbólico: la tapa de la olla del mate cocido voló y le pegó en la cabeza a Walter y después a Estela, sin llegar a un hecho de sangre, pero sí de una sorpresa y un dolorcito considerable.
 El devocional fue complicado ¡todo se volaba: cancioneros, ropas y pelos! Acá se ve claramente en la cara perdida en la cabellera de Sabine.
 Antes de empezar a trabajar, los chicos buscaron la forma de fijar más sus carpas
 porque se volaban
 y desarmaban

 Walter también tuvo que acomodar nuestra carpa porque tendía a romperse las varas que la sostiene.
Acá hay un panorama general del campamento, no se ve la tierra que volaba, pero la verdad es que estaba imposible. Los trabajos en grupo hubo que hacerlos dentro de las carpas y el plenario lo hicimos en un lugar algo más resguardado que el que nos tocó en el camping.
Lo curioso es que después de un almuerzo de ensalada de papas y hamburguesas condimentados con arena, como a eso de las 15 hs., cuando estábamos deliberando adónde ir a pasar la tarde, el viento paró mágicamente, como si alguien hubiera apagado el ventilador.
Finalmente no fue tan grave, sólo unas horas de viento y arena, pero no se rompieron las carpas y pudimos tener una hermosa tarde junto al mar y una cena tranquila. Dios siempre nos cuida y bendice.

Estela Andersen

Matando el tiempo libre

 Una de las cosas que sobre todo un grupo hizo en su tiempo libre fue tirarse en las carpas y dormir... o a veces charlar un poco.
 Carolina, Sasha y Maitén se dedicaron al "Titti frutti" y al "Ahorcado", la siesta no era para ellas.
 Otros a dormir...
 Algunos se refrescaban o se casaban la sal del mar en la duchita que había al lado de las carpas.
  Sobre todo este grupo: a dormir...
 A veces, mientras que esperaban el baño o la cena, un "fulbito" de pases mataba bien el tiempo.
¡Y por supuesto, el "truco"! Con esto lo pasaban muy bien los chicos.
También hemos aprovechado el tiempo libre, mate o tereré de por medio, a tener largas charlas con diferentes temas. Muy agradable por cierto. Lo bueno que siempre y en todo momento el clima fue de mucha cordialidad y respeto no sólo entre la gente del Campamento sino las demás personas con las que compartimos el espacio del Camping.

Estela Andersen

Tardes de playa

Durante el Campamento de Jóvenes, cuando el día se prestaba, íbamos a la playa.
 Allí tomábamos la merienda: pan con dulce y mate.
 A veces también pintaba un tibio tereré.
 Los chicos y chicas jugaban a un volley en ronda.
 A una especie de fútbol (ahí ya no se prendían las chicas...).
 También jugaron a reventarse los globos: todos contra todos. ¡Fue muy divertido!
 Rick tuvo una idea: la carrera del globo, que consistía en largar el globo (aprovechando el viento de la costa), pero tuvo algunos inconvenientes.

  •  El globo no volaba como lo había imaginado
  • A un globo le echaron arena y no voló para nada
  • Cuando por fin se hizo la carrera dejando que el globo se escapara un poco, se fue tan lejos que finalmente lo alcanzó una gente que pasaba en un auto y veía la desesperación de un grupo de jóvenes detrás de un simple globo. ¡Un papelón! ... pero divertido.

 Los chicos hicieron un pozo y luego Rick fue el voluntario para enterrarse.
 Era un espacio medio vulnerable, pero bueno...
Después con la arena le construyeron un cuerpo humanoide hermafrodita de la cual no quisimos dejar testimonios visuales por ser bastante grotesco. Una vez que se desenterró, a pesar del frío, se fue a sacar la arena al mar y otros lo acompañaron.
 Pero sin duda el mar fue el espacio preferido de todos.
 El agua estaba calentita y las olas benevolentes, pero daban para zambullirse un poco. Sólo un día hubo algo de aguavivas, y Martín fue la víctima, pero enseguida se pasó el ardor y volvió feliz al agua.
Pasamos unas tardes hermosas, aunque algunas medio ventosas, pero hemos disfrutado del agua, la arena y el sol... y por supuesto de un hermoso grupo de chicos y chicas.

Estela Andersen

Benedicto XVI, su renuncia al papado


“Cuando un Papa alcanza la clara conciencia de no estar bien física y espiritualmente para llevar adelante el encargo confiado, entonces tiene derecho en algunas circunstancias también el deber de dimitir”.
Afirmación de Benedicto XVI en el libro: “Luz del Mundo”, de Peter Seewald.
“Si el Romano Pontífice renunciase a su oficio, se requiere para la validez que la renuncia sea libre y se manifieste formalmente, pero no que sea aceptada por nadie”.
Derecho Canónico (la Constitución eclesiástica), canon 332, 2
El pasado lunes 11 de febrero fuimos sorprendidos por una inusual actitud de parte del Obispo de Roma: su renuncia oficial como Sumo Pontífice de la Iglesia Católico Romana a partir del 28 de febrero de 2013. Tuvieron que pasar casi 500 años, desde que Gregorio XII hiciera lo mismo en 1515, para que se diera un hecho similar. Y, si bien esta decisión despierta debates, genera sospechas y anima las más verosímiles como fantasiosas de las interpretaciones, el hecho es uno: el Obispo de Roma puede renunciar, siempre que lo haga en las condiciones establecidas por el Derecho Canónico y, lo que es más importante de todo, “que [la misma] no sea aceptada por nadie”. La Edad Media instalada en medio de la posmodernidad.
Casi ocho intensos y breves años, distancian a Benedicto XVI de los 26 de Juan Pablo II. Treinta y cuatro años que no dejan marca de cambios significativos. En este tiempo se profundizaron mucho más los desencuentros que la búsqueda de la unidad de la iglesia y la especificidad de cada una de ellas al interior del movimiento ecuménico; la promoción de un testimonio creíble de la fe junto a los ministerios que ello demanda (ordenación de la mujer, por ejemplo) y la urgente necesidad de sentar las bases para un diálogo abierto y confiable con las grandes preguntas y búsquedas de la gente de nuestro tiempo. En una palabra, asumir las tensiones y los conflictos del tiempo que le es dado a cada generación encargada de conducir el rumbo de la comunidad de fe que le es confiada. Hay que aliviar la carga de medioevo que todavía pesa tanto en la organización como en el propio ejercicio del poder al interior de la Iglesia y en el propio Estado del Vaticano. Vayan a modo de ejemplo los casos de prohibiciones de pensamiento y de reflexión, como por ejemplo los de Leonardo Boff en Brasil y Hans Küng en Alemania.
Existe un clamor que lleva medio siglo de oídos sordos en el Vaticano, ese pequeño Estado europeo de 44 hectáreas: la profundización del Concilio Vaticano II (1962). Si el Concilio impuso una hoja de ruta para el diálogo con la cultura; con las demás expresiones de la fe cristiana; con el judaísmo y el Islam, entre otras, Juan Pablo II como Benedicto XVI prefirieron el retorno al interior de la Iglesia Católico Romana como un refugio contra la modernidad y la secularización dejando una deuda enorme en cuanto a preguntas que quedaron sin respuesta por parte de la Iglesia. Quienes esperamos un nuevo Concilio para celebrar su cincuentenario, quedamos esperando.
Los hermanos católico romanos están frente a un desafiante escenario. Cedo la palabra a Ivone Gebara, brillante pensadora de la Iglesia Católico Romana brasilera, quien escribe en un artículo circulado en Internet por ADITAL:“Me gustaría que la actitud loable de la renuncia de Benedicto XVI pueda ser vivida como un momento privilegiado para convidar a las comunidades católicas a repensar sus estructuras de gobierno y los privilegios medievales que esa estructura todavía ofrece. Esos privilegios tanto del punto de vista económico como del poder político y socio cultural mantienen el papado y el Vaticano como un Estado masculino totalmente independiente. Pero un Estado masculino con representación diplomática influyente y servido por millares de mujeres a través del mundo en las diferentes instancias de su organización. Ese hecho nos convida igualmente a pensar sobre el tipo de relaciones sociales de género que ese Estado continua manteniendo en la historia social y política de la actualidad”.(Traducción propia del portugués del artículo de Ivone Gebara, 13.02.2013). Y a lo dicho por Ivone, agregaría que ese Estado es, además, una institución eurocéntrica. ¿Sigue siendo viable ese modelo de Iglesia-Estado, si es que alguna vez lo fue? De poco sirve saber de dónde será el nuevo Pontífice que resulte electo si no se ha hecho, por lo menos, estas preguntas y lo diga. Sería fantástico. Entonces estaríamos al comienzo de un nuevo tiempo. Porque todo lo  bueno que le pueda ocurrir a la Iglesia Católico Romana, será bueno para quienes buscan en ella la comunión perdida. Pero no se trata de una comunión intimista y medieval, sino más bien una comunión para el servicio y para el testimonio por causa del Reino.
Pastor Juan Abelardo Schvindt
Iglesia Evangélica del Río de la Plata

"Nunca Más", canción sobre la Trata creada en el Campamento de Jóvenes

Acá está la canción de los chicos, que ya han oído, pero ahora grabada con todo, arreglos y buen sonido. Esperamos que les guste, y ¡gracias Joel y Ezequiel por el hermoso trabajo!

miércoles, 20 de febrero de 2013

No sólo de pan vive el ser humano...

también de guisos, pizzas, tallarines, panchos y otras cosas ricas.
Al menos eso es lo que vivimos en nuestro Campamento: ¡No faltó la comida!
Si bien empezamos tímidamente con unos tallarines con tuco sin carne al mediodía y unos panchos pelados a la noche, después nos pusimos las pilas.
En el almuerzo del miércoles 6, Walter hico un guiso de arroz para chuparse los dedos.

 En la cena, entre todos amasamos unas pizzas
 que cocinamos en la parrilla.
 La cosa era encontrarle el punto a la masa, un poquito de un lado... y cuando estaba dorada, de daba vuelta y entonces se le ponía la salca, el queso y demás.
¡Riquísimo! La primera salió media accidentada pero las demás, excelente.
 A pesar del cansancio, todos comieron con ganas.

En el ventoso jueves, Walter preparó ensalada de papas con hamburguesas.
A pesar de la tierra que volaba y los pelos que se metían en los platos, le hicimos buena batalla a la comida.
 Al volver de la playa, vinieron Zulema, la mamá de Dianela con una ricas facturas, pero como ya habíamos merendado y en un rato cenábamos, los dejamos para el desayuno.
 El jueves de noche: "empapizzas", una mezcla de empanadas con pizza, algo muy sabroso y llenador.

 En la mañana del viernes, nos esperaban las facturas que trajo la mamá de Dianela el día anterior: ¡toda una fiesta!
¡Así vale la pena empezar el día!
Para el almuerzo, Walter preparó tallarines con tuco, esta vez, con pechugas de pollo. Estaban muy buenos.
 En la cena, como los chicos y las chicas se habían portado de 10 y habían trabajado todo el día, como premio, hicimos una panchada de lujo: con papas, chizitos, maníes, 3D, palitos, crostitas
 ¡y cebolla frita!!!
Miren la expresión de Joel jaja!!!
 
El sábado el almuerzo fue arroz a la brasileña con salsa y albóndigas. Se ve que estaban tan buenas que ni le sacamos foto. Jonás se comía las albóndigas de un bocado desde la olla.
 Ya el sábado de noche habían llegado algunos papis y mamis, que nos acompañaron a una nueva rueda de pizzas a la parrilla.
 Ya ahora con una experiencia y una cancha digna de Gourmet.
Fue la última noche juntos, por lo que el clima era una mezcla d alegría y ya un poquito de tristeza.
El espacio de la mesa, el compartir una comida, es a la vez compartir nuestras vidas, nuestra intimidad, lo más simple, cotidiano y profundo. Durante todos estos días disfrutamos de sobremesas muy interesantes, sobre todo en las noches, en donde surgían espontáneamente temas por demás importantes, lo que nos alimentó el espíritu, la relación entre nosotros y nuestras mentes. Eso fue muy bueno ¡Gracias chicos y chicas!

Estela Andersen