Ana María Y Edda, dos chicas muy cómodas, que muy pronto se ubicaron como reinas. Si hay que pasarla, hay que pasarla bien ¡nada de sillas duras! Evidentemente son hijas de la Reforma porque no están de acuerdo con la mortificación de la carne.
Walter, nuestro cocinero, que fue quien posibilitó que además de alimentarnos el espíritu y la mente, también nutriéramos nuestro cuerpo con deliciosos y sanos alimentos. ¡Gracias, Walter, por tu dedicación!
Otros que la pasan bien: los mellis, disfrutando de los ravioles del domingo, que por cierto estaban muy ricos.
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