jueves, 24 de noviembre de 2011

Campamento de Niños en Alpachiri

El fin de semana del 18 al 20 de Noviembre tuvimos nuestro ya tradicional Campamento de Niños en el Parque Recreativo de Alpachiri.
Apenas llegamos el viernes, una tormenta que se estaba preparando se descargó con toda su furia, por lo que en vez de armar las carpas...
... nos cobijamos en el albergue.
Sabíamos de antemano que varios chicos estarían llegando recién el sábado de mañana, pero todavía no teníamos una clara idea de cuántos seríamos la noche del viernes, sobre todo, después de que el temporal se desplegó con todo su fuerza.
Los chicos mientras tanto se distraían jugando a las cartas.
Al rato llegó el papá de Priscila y Mili para armar las camitas.
Luego llegó Bibi con la cena y demás elementos que necesitábamos para la logística del campamento. La cena eran una riquísimas pizzas caseras que comimos con ganas.
Nico, que venía de Santa Rosa, llegó bastante tarde, pero fue muy bienvenido y enseguida que acopló al grupo.
Era tarde y todos estábamos muy cansados. Después de ir todos en el auto al baño, nos dormimos en nuestras camitas con la ilusión de un día sin lluvia para mañana.

El sábado lo comenzamos con un pequeño devocional en donde cantamos y hablamos acerca de cómo cada uno de nosotros esperábamos la Navidad y por qué nos gusta tanto esa fiesta.
Después desayunamos matecocido o té con pan con dulce.
Como todavía no habían llegado más chicos, los que estaban se pusieron a jugar. La consigna era lograr embocar las tapitas en el bol. Estaba bastante difícil porque las tapitas a veces entraban, pero salían de nuevo por el formato del bol. Era muy divertido verlos.
Ni bien los primeros chicos llegaron nos pusimos a hacer adornos de Navidad.




Todos trabajaron con gusto e hicieron una buena producción.

¡Y llegó la comida!
Tallarines con tuco de pollo.

Todos comieron con ganas. Tuvimos la alegría de que varios papis y mamis nos acompañaron en el almuerzo.

Después llegó la hora de la caminata.
Los chicos tenían que juntar cositas para armar centros de mesa para la Navidad: piñas de diferentes tipos, ramitas, etc.
Pero además aprovechamos a conocer un poco el lugar.
Fuimos hasta una vía ya en desuso en donde se juntan muchos pájaros.

Pero después de una dura caminata había que reponer fuerzas, por eso, tomamos una buena merienda: chocolatada o jugo y torta...
¡y tortas fritas! Nos las trajo Claudia, una señora de la congregación, recién hechitas. Por supuesto volaron!

Y llegó la hora de tratar el tema de este año: la voluntad de Dios. Escuchamos la historia de María a quien se le presentó un ángel para anunciarle que Dios la había elegido para ser la madre de Jesús, el Hijo de Dios. Ella aceptó hacer la voluntad de Dios.
Entonces a través de la historia de un niño que descubre lo lindo que es ayudar a otros en vez de divertirse con sus cosas, hablamos acerca de lo bien que se siente cuando uno ayuda a otros. Lo lindo que es ver la alegría que produce esa actitud. Eso es hacer la voluntad de Dios: hacer algo que es bueno para otros.
Y mientras repasábamos la historia y el mensaje armamos una masa para hacer inas masitas navideñas.



Las horneamos.
Les pasamos un glacé y granas.

La idea era dar esas masitas a alguien que queremos mucho. Por eso las pusimos en una bolsita con una cinta.

Después cada familia hizo un adorno como centro de mesa para la Nochebuena, con las cositas que juntamos en la caminata (piña, palitos, ramas y demás).

Miren qué lindo el de Silvina!

¡Y llegó la hora del fogón!

Las cañas listas, lo mismo que la masa... ¡y los chicos!
Este es uno de los momentos que más esperan los chicos. Este año contamos con una buena presencia de los padres, lo que estuvo muy bueno.
El agotamiento del día no tardó en hacerse sentir. Cuando dijimos ¡a dormir! todos se fueron a sus camitas con gusto y muuuucho olor a humo.

A la mañana siguiente, resultó un poco complicado sacarlos de las camas, parecía que las sábanas y las bolsas de dormir se los "chupaban".
Pero al fin todos se sentaron a la mesa del desayuno para comer y despertarse, porque teníamos que ir a la iglesia, al culto.

Como mayormente eran los niños y niñas junto a sus padres, aprovechamos a hacer algo diferente. Hablamos sobre la espiritualidad y lo que esto significa en nuestras vidas. Cómo logramos vivir esa espiritualidad. También hicimos un ejercicio como para fortalecer nuestra espiritualidad en nuestras casas y lograr hacer nuestros de devocionales diarios.
La Santa Cena estuvo especialmente dirigida a los niños, quienes participaron compartiendo el Pan.

Pero, siempre junto al alimento espiritual, va el material, y en este caso, fueron unos choripanes los que coronaron la fiesta.
Dicen que donde hay humo hay comida... ¡y en este caso es cierto!
El almuerzo se llevó adelante con mucha alegría y entusiasmo. El clima que reinó fue muy comunitario, y esperamos que esto haya sido una semilla que vaya creciendo y permita que las familias se sientan con deseos que encontrarse en la iglesia.
¡Muchas gracias a todos y todas que hicieron que esto sea posible! ¡Que Dios los y las bendiga! Y sobre todo ¡gracias a Dios que a través de su Espíritu permite que estas hermosas experiencias sean posible!

Estela Andersen

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