A través del Salmo 128 le deseamos la bendición de Dios, que la acompañado y lo sigue haciendo hoy:
“Dichosos
todos los que temen al Señor,
los que van por sus caminos.
Del trabajo de
tus manos comerás,
¡dichoso tú, que todo te irá bien!
Tu esposa será
como parra fecunda
en el secreto de tu casa.
Tus hijos,
como brotes de olivo
en torno a tu mesa.
Así será
bendita la persona que teme al Señor.
¡Bendígate
Señor desde Sión,
que veas en ventura a Jerusalén todos los días de tu vida,
y
veas a los hijos de tus hijos!
¡Paz a
Israel!” Amén.
¡Que Dios te bendiga, Efracina, y a tu hermosa familia!
Estela Andersen
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