Entre todas nos habíamos propuesto ponerle todo el colorido y el estilo de Malasia. Cada una trajo telas de colores y las colgamos simulando una gran tienda.
Colgamos llamadores de caña al entrar al templo.
Vimos que Malasia está rodeada de agua y su clima selvático también hace que el agua sea la gran protagonista del paisaje, por eso trajimos una fuente que funcionó durante toda la celebración.
Otro llamador de caña lo colgamos adelante.
El mar tenía que estar presente con sus piedras y caracoles, el té (con la tetera), la Biblia, las velas y la cruz.
Abundancia de plantas y frutas representó a un país generoso y abundante en su naturaleza y su gente. Y todo esto para sentirnos malayas y en Malasia por un día.
"¡Que prevalezca la justicia!"
Estela
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