Finalmente pude ir al taller, por Elsa Anz

Estoy muy contenta porque finalmente pude ir al taller, gracias a Dios!

Me resulta difícil expresar con palabras lo maravillosamente bien que lo pasé. Al menos lo intento! Y por lo que escuché, ví y palpé, no cabe duda que así fue para todos los que pudimos participar del mismo. Empezando por la alegría de ver de nuevo a unos cuant@s herman@s de allá y algunos de otros lugares y por la impecable conducción de la pastora Estela Andersen, todo se desarrolló en un ambiente muy cálido y nos sentíamos muy cómod@s. Eso sí, me hubiese gustado que muchos más hubiesen podido aprovechar semejante ocasión. Ni qué hablar de las clarísimas enseñanzas del licenciado en psicología y pastor Norberto Rasch que vino especialmente de Córdoba. Con sus interesantísimas explicaciones y los videos concernientes al tema, quedamos todos fascinados. Todo lo que una aprende y a la vez disfruta de la gran calidad humana que con toda naturalidad y sencillez nos demuestra Norberto, haciéndonos participar con preguntas, etc.  Además me dí cuenta que el tema así como lo presenta, no sólo es interesante para los que tenemos algun tipo de discapacidad, sino también para convivir sabia y solidariamente en el entorno que nos toca. Nos ayuda personalmente un montón y de un modo que pueda hacerse extensivo a otros. También observé que capta tanto la atención de los más jóvenes como también de los que ya “pintamos canas”. La verdad, ya me estoy preguntando cuándo será el próximo taller al que pueda asistir!

 Más allá de esto, el sábado a la tarde en el patio hubo una demostración muy  pintoresca, pensando en el día del niño que se aproxima. Vinieron unos jóvenes malabaristas que dieron la nota de color y llenaron de alegría al grupo de niños que había venido para eso, haciéndoles primero algunas preguntas sencillas que los estimulan a pensar con cariño y respeto acerca de eventuales discapacidades. A coro respondía el fascinado público! Bueno, los mayores también disfrutamos del show que estuvo buenísimo!!

 Ni qué hablar de la comida! no terminaban de traer a la mesa deliciosas tartas y ensaladas, en medio de mucha alegría y linda comunión ¡!        Elsa Eugenia (Anz)