Todos pusieron su corazón en el antependio preparado para la dinámica, como una forma de simbolizar la entrega en Cristo.
En el segundo encuentro en un camino formado por un paño compartieron las piedras o los dolores con los que tienen que vivir y luego las flores o bendiciones con que Dios nos colma a diario.
En el tercer encuentro hablaron acerca de dar testimonio de la luz, como Juan lo hizo de Jesucristo, abriendo así su camino.
Pintaron velitas y les pusieron brillos como una forma de simbolizar esa luz que nos viene de Cristo.
En el cuarto y último encuentro reflexionaron acerca de qué cosas son las que nos dan paz y qué cosas dentro de nosotros mismos son las que no nos permiten encontrar la paz.
Pintaron y prepararon una palomas construyendo un árbol, simbolizando la búsqueda de la paz como una preparación para recibir al Niño del Pesebre.
En la celebración de la Navidad colocamos la estrella en la punta del árbol del antependio simbolizando el nacimiento de la Luz, del Príncipe de Paz, de Jesucristo, nuestro Salvador.
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