miércoles, 1 de abril de 2015

EL DIOS EN QUIEN CREEMOS

“Es inconcebible que los seguidores de Jesucristo alguna vez se hayan tenido que preguntar si a ellos les concernía o no el compromiso social, y que haya surgido una controversia sobre la relación entre evangelización y responsabilidad social”.
Así declaraba en tono de protesta años atrás el destacado líder evangélico John Stott,[1]  y de igual manera nosotros podemos decir que también es inconcebible que todavía hoy haya necesidad de mostrar que el Dios de la Biblia es el Dios de la Vida, el Dios que viene a instaurar su Reino, tomando partido por la víctima, el pobre, el excluido y que exige –por tanto- relaciones de justicia y solidaridad entre los seres humanos.

Al parecer los diversos aportes bíblicos que aparecieron en América Latina las décadas pasadas olvidaron el mensaje bíblico que ponía la vida (corpórea, integral) del ser humano como meta de todo proyecto político y social, y corrieron tras las novedades teológicas –en el contexto de la globalización del mercado- que promueve el las teologías de la prosperidad y guerra espiritual. con el diablo . Hoy términos como “cambio estructural”, “pecado institucionalizado”, “justicia social han ca;ido en desuso”. Peor aún, algunos términos como “liberación” han sido vaciado de su contenido socio-político y se le da un sentido individualista y espiritualista en el marco de la lucha contra los demonios o “espíritus territoriales”.

Es , necesario  volver nuevamente a la Biblia y leerla con el corazón de Dios. Dios quiere el bienestar humano, su plenitud. Ese es su proyecto. Pero, como sabemos, existen mecanismos políticos y sistemas económicos que se alzan contra la vida de las mayorías, y son en lo concreto la negación de ésta. Los cristianos afirmamos que nuestro Dios es un Dios de Vida. Pero tenemos que explicar qué significa esto?/qué significa el Dios de Vida para nosotros?...
. En las teologías conservadoras también se habló de Dios como un Dios de vida, pero ¿en qué términos?. esta teología nos habla de vida eterna, vida espiritual, vida verdadera, vida en abundancia. Pero logra acomodar el mensaje bíblico en tal forma que no venga a perturbar las estructuras socio-económicas ya existentes.

Realiza esto mediante una relectura espiritualizante  de las Escrituras, suprimiendo todo el mensaje de Cristo con su esperanza concreta para esta tierra y esta historia) y traduciéndolo todo a el espíritu incorpóreo y del cielo a-temporal. Sobre todo, esta teología vacia el mensaje bíblico de su promesa de la “nueva tierra” como meta final de la historia.[3]  

Es claro que una teológia así nos deja sin el Dios de la Vida, nos hereda un ídolo manipulable por los poderosos de este mundo y pervierte, finalmente, el sentido liberador de la Biblia. Para nosotros Dios es alguien distinto.

Dice Franz Hinkelammert: 
Si Dios es el Dios de la vida, él es el Dios de la posibilidad humana concreta de vivir. El Dios de la vida es, por lo tanto, aquel Dios que toma la opción preferencial por los pobres.. La máxima ofensa a Dios se da allí donde el hombre es privado de su posibilidad concreta de vivir.[4]
Más adelante profundiza la idea: 
Que Dios sea Dios de la vida (...) implica, por tanto, que sea también Dios de los elementos materiales de la vida, cuya producción y reproducción están bajo su juicio. No podemos pensar en salir de la pobreza si no pensamos en educación verdadera. trabajo digno, sin dádivas ni proselitismo.
Ese es el meollo del asunto. Dios se relaciona con la materialidad para posibilitar la vida, incluyendo por supuesto la vida de los pobres. Esta, sin embargo, no puede existir sin la práctica de la justicia y sin un marco jurídico que garantice la vida de todos y todas. Para eso Dios dio la Ley en el Sinaí. 
  
2. DIOS EXIGE LA PRÁCTICA DE LA JUSTICIA

Según el Antiguo Testamento a las tribus liberadas de Egipto Yaveh les dio la Ley. ¿Para qué? Para perpetuar la liberación, para garantizar la vida en lo concreto. Por eso es que busca garantizar los elementos materiales de la vida y la  igualdad en la sociedad. En Israel la justicia y la solidaridad deben darse la mano en la construcción de una sociedad alternativa a las conocidas por entonces (las ciudades-Estado), que se basaban en la opresión y la esclavitud. 

La Ley así se torna en defensora de los pobres: Leemos (Ex 22:25); “ (Lev 19:13); “” (Dt 15:11); “La justicia, la justicia seguirás, para que vivas y heredes la tierra que Jehová tu Dios te da” (Dt 16:20) …Pasando ….
  
Al Nuevo Testamento anuncia la presencia del Reino de Dios con Jesús). Se trata sin duda de una buena noticia (evangelio) para los pobres, aunque no tanto para los opresores. Jesús pide  un(cambio de mentalidad y actitud), para la fe en el Reino, lo cual implica que sus discípulos han de seguirle imitando sus obras Leemos (Jn 5:17). Así lo señaló Jesús en el contexto de la sanidad de un hombre paralítico. Jesús siguió haciendo “las obras de Dios” luego exigió a sus discípulos que continúen con su trabajo: “ (Jn 14:12). ¡Dios quiere dar vida en abundancia a todos! (Jn 10:10). 

Pablo y Juan también se insertaron en el mismo pensamiento y praxis: “Leemos (2 Cor 9:8-11); “Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas [el amor al dinero y la codicia], y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre” (1 Tim 6:11]” (1 Jn 2:29); “y (1 Jn 3:10-11); “Toda injusticia es pecado... hijitos, guardaos de los ídolos” (1 Jn 5:17,21).

Finalizo esta parte destacando a ) Santiago que fustiga la fe sin obras, el falso amor que carece de solidaridad: “Leemos a (Stg 2:15-16); pero también fustiga a los ricos opresores: “¡Vamos ahora! los que decís: hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; (...) ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. (Stg 4:13; 5:1-3).

3. PROCURANDO EL BIENESTAR HUMANO

Si la justicia y la misericordia son las objetivos visibles de los cristianos, ¿cómo se ha traducido en lo concreto la práctica de la justicia?. No es desatinado decir que –en términos generales- en la sociedad “occidental y cristiana” ha predominado históricamente un concepto de carácter greco-romano que está lejos de la Biblia y del Dios de la Vida. Así  

la justicia se considera dentro del campo del derecho, de la jurisprudencia, que la definen como el valor garantizador de la coexistencia pacífica entre las personas,de diversas clases sociales, como se ha hecho comúnmente, sobre todo en la historia occidental. (...)
 La cultura hebreo-bíblica tiene un concepto de justicia diametralmente opuesto al grecorromano. Para la Biblia, la justicia no consiste en permanecer impasible ante la falta de equidad socioeconómica, ante la injusticia que representa la existencia de individuos, naciones o pueblos divididos entre enriquecidos y empobrecidos. La justicia bíblica está llena de una extraordinaria dosis de pasión, una solidaridad apasionada a toda prueba, con el empobrecido, el oprimido, el desvalido, el debilitado, el discriminado, el explotado, el excluido. Justicia es defenderlos, comprometerse con su liberación

. Los cristianos estamos llamados a ser constructores de una nueva sociedad donde reine el shalom de Dios. Nuestra tarea entre otras cosas es, obviamente, recuperar y exponer el sentido del shalom que Dios quiere para su creación.[14] 

Una propuesta social y política –que se fundamenta teológicamente en el Dios de la Vida- puede ser en lo que hoy se llama “participación ciudadana”. ¿Qué significa ser “ciudadanos? La ciudadanía –en su expresión política- vendría a ser la condición de la democracia y del ejercicio de la soberanía por parte del pueblo. Sin embargo esta ciudadanía, desde el punto de vista de los \evangelios, no es suficiente para construir una cultura de vida y paz. 
  
Si la paz es bienestar integral, hay una ciudadanía económico-social vinculada, al desarrollo humano, la equidad y la igualdad de oportunidades ;en la cual nos podemos expresar y actuar como personas éticas y también exigiendo justicia e igualdad y participar activamente , sin permanecer indiferentes a los problemas de los  otros..hasta que nos toca personalmente…sin partidismos políticos..sólo tomar una postura frente   a la necesidad de un hermano. Participar..denunciar y no avalar..conductas injustas.

También una ciudadanía ecológica, orientada a un desarrollo sostenible en relación a la conservación de la naturaleza, colaborar  para detener  la creciente depredación de nuestro planeta; y  una ciudadanía cultural, fundada en la pluralidad, la interculturalidad y la no discriminación.
 La ciudadanía es sinónimo de participación, ya sea en la sociedad civil como en la sociedad política, y por supuesto que para ello tenemos suficientes argumentos bíblicos que nos llaman a colaborar en la construcción de una sociedad cuyo contenido sea el shalom, orientados por la justicia y la misericordia. 
Es necesario , como dije al principio volver a leer  La biblia con el corazón de Dios.
Dios quiere el bienestar humano,.su plenitud, Este es su proyecto.   

Quiera el Senor de la Vida ,ablandar nuestros corazones …y dejarnos llevar por sus preceptos…y buscar la plenitud de todo en la vida..que tan gratuitamente nos regala..Gracias Padre , porque sé que nos estás escuchando Amén


María Rosa Vigna
miembro de la Iglesia Valdense de Bahía Blanca

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