El 31 de Julio inauguramos el ciclo en la comunidad de Bahía Blanca.
... veía un cuarto desordenado, que simbolizaba nuestra vida agitada, nuestro corre corre diario, en donde estamos pendientes de nuestros relojes y celulares. Esa vida que no nos permite frenar y darnos un tiempo a nosotros y a nuestros seres queridos.
Después de la confesión, la canción "Paciencia" de Lenine, nos permitió pensar cómo nos cuesta saltar de la balsa y parar con el ritmo acelerado en el que vivimos.
En la ambientación también pusimos la letra de la canción "Tiempo Rey" de Gilberto Gil.
"Así como el pan nace de la unión de los granos desparramados por los trigales en varios y diferentes sembrados, hoy nos hacemos uno, un solo pueblo, desparramado por el mundo, y ahora nos unimos alrededor de tu mesa, así también nos hacemos uno.
"Convidamos al extranjero, al pobre y a todo aquel que sufre, así como a todos los afectados por el mal del sin-tiempo impuesto por el mundo, a participar de la mesa. Que esta comunión pueda traer la sanación a todos y unir a los que compartimos, así como a la gran comunidad cristiana desparramada por todo el mundo. Que la presencia de Aquel que dio su vida por nosotros pueda una vez más transformar nuestras vidas a partir del compartir el cuerpo y la sangre de Cristo. Amén." Fue la oración antes de compartir el pan y el vino.
Después todos nos reunimos alrededor de la pila bautismal. La propuesta era volver a sentir la frescura del agua en nuestras frentes, como aquella vez en que fuimos bautizados. Después de estas palabras:
Bendito sea aquel que habló y el mundo se hizo.
Bendito sea aquel que dio a luz en un principio.
Bendito sea aquel que habla y realiza lo que dice.
Bendito sea aquel que declara y cumple.
Bendito sea aquel cuyo vientre envuelve la tierra.
Bendito sea aquel que vive para siempre y existe desde toda la eternidad.
Bendito sea aquel que redime y salva.
¡Bendito sea su nombre!
Nos mojamos los dedos en el agua y nos pasamos mutuamente la cruz en la frente. Mientras escuchábamos una música de "Agua y olas".
Después recibimos las bendición final:
Vamos en la paz de Dios Padre/Madre que nos guía.
Vamos en el amor de Dios Hijo que nos recrea.
Vamos en el Viento de Dios Espíritu Santo que nos inspira,
Vamos, en el poder de la Trinidad Kairos.
Y con la música de Alejandro Lerner, "Volver a empezar", les devolvimos a todos sus relojes y celulares.
La gente estaba expectante y alegre.
A la hora que juntamos los relojes y celulares quedaron algo sorprendidos y desconcertados.
Como eran muchas personas, en vez de reunirnos alrededor de la pila bautismal, llevamos el plato con el agua a los lugares y cada uno se marcó a sí mismo la cruz en la frente con el agua fresca.
Aquí la gente se reúne en una casa de familia, por lo que la ambientación quedó un poco limitada, pero igual estaba lo más importante: el agua en el plato.
En una mañana muy fría, el 14 de Agosto, a las 10 hs., celebramos el culto en Coronel Suárez.
Algunas personas habían traído sus certificados y otras cositas (como un vestidito), que eran de su Bautismo.
Todos alrededor del la pila bautismal recibieron la señal de la cruz, de la persona que estaba al lado, con el agua fresca del plato bautismal.
El domingo 21, a las 10 hs., la mañana en Alpachiri, La Pampa, también estaba bastante fría, también había varias personas enfermas, por lo que la asistencia fue poca.
Igual llevamos adelante la celebración con la alegría y la emoción que significa el recordar nuestro Bautismo y que Dios nos ha hecho sus hijos e hijas en este acto.
Después del culto, las mujeres hablaron acerca de lo mucho que las emocionó y lo bien que se sintieron recordando su Bautismo.
Ya de tarde, el sol había hecho lo suyo, por lo que en General San Martín, pudimos celebrar un hermoso culto, a las 16 hs.
Eran todas mujeres, eso hizo una celebración diferente. Estaban muy contentas de reencontarse y disfrutar del momento juntas.
Hace varios años unos ladrones robaron los elementos del altar y con ellos también el plato de la pila bautismal. Pero, como nadie pudo robar el Bautismo, el agua con que nos bendecimos mutuamente, la pusimos en un plato, y derrotamos la tristeza porque no hay una pérdida material que nos quite la alegría a los cristianos.
Recordar el Bautismo cada año va fortaleciendo a la congregación. Cada año nos vamos nutriendo de los dones recibidos en el Bautismo. También nos devuelve el sentido de ser hijos e hijas de Dios en un mundo en donde cada vez más nos volvemos egoístas e indiferentes.
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