Ése fue el lema de la celebración el viernes 5 de Marzo, en donde nos unimos en oración con las hermanas del todo el mundo que forman parte del movimiento del Día Mundial de la Oración, este año, orando y ofrendando por Camerún, que hace más de tres años vienen preparando los materiales del culto que celebramos.
Las Iglesias que se unieron para trabajar organizando la celebración fueron: la Iglesia Valdense, la Iglesia Argentina para Cristo, la Iglesia Asamblea de Dios, la Tercera Iglesia Bautista, la Iglesia Evangélica Misionera, el Ejército de Salvación y la Iglesia Evangélica del Río de la Plata.
Al culto también asistieron miembros de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina y de la Iglesia Católico Ronama, del movimiento de los focolares.
El viernes 5 de Marzo fue una fiesta para las cristianas de Bahía Blanca que nos unimos en oración junto al DMO, orando y alabando a Dios por nuestras hermanas y hermanos de Camerún.
Ahora nos preparamos para el DMO 2011, el viernes 4 de Marzo, en donde el país será Chile, y la Iglesia Argentina para Cristo, será la anfitriona, que se encuentra en Drago 2434, y hemos decidido, para lograr una participación de las personas que trabajan, que la celebración se hará a las 20 hs.
Así entramos cantando y bailando en procesión.
Todo se hace para gloria de Dios, la única canción que logramos conseguir de Camerún, por eso la cantamos también al salir en procesión, cantando y danzando al son de la música.
En el momento de la ofrenda todos se levantaron para acercarse danzando y cantando al altar, para dejar su agradecimiento a Dios y su colaboración para los hermanos y hermanas de Camerún: "Si cada uno diese generoso se acabaría el hambre en la tierra..."
La propuesta era moverse, y nada mejor que una canción que nos remonte a nuestra infancia: "El amor de Dios es maravilloso".
Realmente el amor de Dios es maravilloso y lo vivimos esa tarde en la Iglesia Valdense, en donde hermanas y hermanos de diefentes denominaciones nos unimos como un solo cuerpo y sentimos la presencia de Dios.
Gracias a todas y todos que se sintieron atraídos por la invitación, dejaron sus cosas y compartieron con nosotras ese día tan importante y "que todo lo que respira alabe a Dios".
Estela Andersen
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