
El día domingo durante la Asamblea pude notar que las personas presentes se sintieron desanimadas, en algunos casos desamparadas por sus propias comunidades; el sentimiento de que “siempre somos los mismos”, ó “ya intentamos eso” me provocó cierta angustia y recordé esta imagen del vaso con agua; ahora me pregunto ¿Cómo vemos el vaso nosotros? ¿Medio lleno o medio vacío?
¿Vemos los logros, lo que se está haciendo o caemos en ver siempre lo negativo, lo que todavía nos falta? ¿Vivimos las reuniones como una fiesta, animamos a las personas a que se acerquen?
Creo que si bien hay muchos desafíos y cosas por trabajar en las comunidades, no debemos dejar de ver lo positivo; las cosas que se fueron logrando, los cambios que se fueron produciendo en cada comunidad; esto debe ser lo que nos anime, nos de alegría, fuerzas y seguridad para contagiar a otras personas; y cuando nos sintamos un poco desanimados y creamos que ya no hay nada por hacer recordemos que no estamos solos, que nuestro buen Dios camina a nuestro lado, se presenta en nuestro hermano, en nuestra hermana y nos muestra que todavía hay algo por hacer, que hay gente dispuesta a trabajar y luchar junto a nosotros, que hay nuevas propuestas, solo tenemos que animarnos y empezar a trabajar.
Paula Fogel
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