Pero además es una persona muy cálida que en esos días nos hizo sentir muy bien y a comprender la importancia de la afectividad a la hora de relacionarnos no sólo con personas enfermas, sino siempre y en toda circunstancia.
Del curso participó un nutrido grupo de pastores valdenses, luteranos y ierpinos, aparte de algunas personas laicas comprometidas con la iglesia y sus trabajos. Francis utilizó una dinámica muy original y entretenida, por lo que no nos dimos de lo mucho que nos habíamos exigido a lo largo de los tres días, por eso mismo, cuando finalizó, nos invadió un gran cansancio que se complementaba muy bien con la felicidad de haber adquirido nuevas herramientas y compartido momentos muy agradables.
¡Gracias, Francis, por tu gran cariño y por tu simpleza!
Estela
No hay comentarios:
Publicar un comentario