jueves, 28 de diciembre de 2017

Culto de fin de año

En la noche del miércoles 27 de Diciembre, la comunidad de Bahía Blanca celebró un culto de fin de año, como lo viene haciendo hace ya algunos años.
La celebración comenzó con un video.
Luego escuchamos el texto de Lucas 1:4-5: "En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no han podido apagarla".
Después de un canto leímos en forma antifonal el Salmo 96:
GUÍA: Canten al Señor una canción nueva, canten al Señor, habitantes de toda la tierra, canten al Señor, bendigan su nombre anuncien día tras día su Salvación.
COMUNIDAD: ¡Hay gran esplendor en su presencia! ¡Hay poder y belleza en su santuario! Den al Señor, familias de los pueblos, den al Señor el poder y la gloria.
GUÍA: Digan a las naciones ¡El Señor es Rey! Él afirmó el mundo para que no se mueva, él gobierna a los pueblos con igualdad.
TODOS: ¡Que se alegren los cielos y la tierra! ¡Que brame el mar y todo lo que contiene! ¡Si, él viene a gobernar la tierra y gobernará a los pueblos del mundo con justicia y con verdad!
Luego de un canto de alabanza, tuvimos un momento de confesión personal en silencio, luego compartimos una oración:
Señor, nuestro mundo es desigual
Señor, nuestra vida es desigual
Señor, nuestra sociedad es desigual
Infelizmente Señor, los seres humanos somos desiguales
Dime Señor, ¿cómo haremos para cambiar?
El mundo ya tuvo paz
Nuestro mundo ya tuvo armonía
Nuestro mundo ya tuvo respeto
Nuestro mundo ya fue igualitario.
Hoy Señor, infelizmente...
La especulación, la violencia, el robo, la matanza…
Tómanos. Haznos indefensos.
Juntos Señor, te pedimos:
Que el respeto por el prójimo vuelva y sea eterno
Que la libertad sea alcanzada de manera justa
Que la dignidad del ser humano exista, y que dure para siempre
Que las personas paren de armarse los unos contra los otros, y que comiencen a amarse los unos a los otros.
Oração pela Paz ( Cláudio Fernando Goelzer Neto, um jovem estudante de 14 años, do Instituto Educacional de Passo Fundo da Igreja Metodista - Brasil)
A través del Kirie pedimos perdón a Dios por todas nuestras faltas y pedimos que nos ayude a cambiar nuestra manera de vivir y de pensar.
El anuncio de la gracia, y el saber que Jesucristo vino a salvarnos a todos y todas más allá de nuestra condición, es siempre el alivio para seguir en el camino de la fe, y una fuerza también.
Oramos, diciendo: Querido Padre Celestial, ya un año más llega a su fin, y otro comienza. Nuevamente la humanidad toda ve esto como la esperanza de que las cosas pueden cambiar, que es posible que los seres humanos dejemos nuestra mezquindad, escuchemos tu vos, y sigamos a Cristo como modelo posible para transformar este mundo en un lugar de paz y armonía. Permite que tu Palabra nos transforme y nos anime a creer a que esto es posible y a entender que somos nosotros y nosotras tus herramientas para llevarlo a cabo. Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, tu Hijo unigénito y nuestro Salvador, que junto contigo y con el Espíritu Santo, reina por toda la eternidad. Amén.
Lecturas Bíblicas para la fecha fueron: Miqueas 4:1-5 y Lucas 2:16-24, mientras que el texto para la reflexión Bíblica fue Gálatas 4:4-7.
En vez del tradicional sermón, tuvimos una charla informal debajo del árbol, como si fuera en el patio  de nuestras casas, en una mesa con la familia, bajo la noche estrellada.
En la mesa hay copas, una jarra de jugo, varias velas, pero una más grande con frutas frescas en un bol y piedras alrededor. Las piedras simbolizan nuestros tropiezos, dolores, frustraciones, cargas, obstáculos... Las frutas variadas y cortadas simbolizan las bendiciones de Dios, los momentos buenos, tiernos, que nos dan fuerza y contención en nuestras vidas... La vela grande simboliza a la Luz, que es Cristo, que es quien nos ilumina y nos guía en la vida.
El profeta Miqueas decía en la lectura: "forjarán sus espadas en azadones, y sus lanzas en podaderas. La espada no se alzará más nación contra nación, ni nadie se adiestrará más para la guerra. Cada cual se sentará bajo su parra, y bajo su higuera, sin que nadie le moleste… nosotros caminamos en el nombre del Señor, nuestro Dios, para siempre jamás".
Haciendo un balance de nuestro año, claramente hubo piedras, obstáculos, dolores, frustraciones... ¿De qué estamos cansados/as?¿Cuáles son las piedras en nuestras vidas, las que nosotros mismos colocamos, las que otras personas nos colocan, las que son parte de la vida?¿Cómo ha sido nuestro año? ¿Ha habido muchas piedras que sortear?
Cada persona fue compartiendo parte de su vida en este año, tomando una piedra y dejándola a Cristo,
colocándola simbólicamente en la mesa al pie del árbol, que es también la cruz.
Pero también hubo buenos momentos, simbolizadas por las frutas ¿Qué cosas han sido fuerza o sombra fresca este año? ¿Qué cosas nos ha endulzado nuestras vidas?
Miramos el plato de frutas, que son las que están cerca de la luz. Que esa luz sirva para reafirmar nuestra fe y confirmar la presencia de Dios en nuestras vidas como la luz que debe prevalecer a través en los años en que vivamos.
Cada persona tomó el bol, eligió una fruta, compartió qué fue lo que le endulzó la vida durante este año, y la comió.
Mientras mirábamos un video con el tema de Gloria Stefan "Más allá", y lo cantábamos también, compartimos las frutas y el jugo de uva.
Más allá de las piedras y las frutas dulces en nuestras vidas, Dios siempre nos acompaña, porque somos sus hijos e hijas, porque nos ha adoptado por Cristo, y como tales, somos herederos de su gloria, lo que nos da paz y alegría.
Juntos confesamos nuestra fe con el Credo Apostólico.
La canción "Señor que pueda ser", que tiene como letra la oración de San Francisco de Asís y como melodía "Let it be" de los Beatles, siempre es una buena propuesta cuando como cristianos y cristianas nos proponemos a dar un giro en nuestras vidas, dejar lo viejo, dar lugar a lo nuevo.
Como oración de intercesión compartimos estas palabras, adaptación de “Plegaria de Año Nuevo”de Constancio C. Vigil:
Señor, ¡Cuán ligeros pasan los años! Este es otro, ¡qué pronto pasará! Nuestra vida misma terminará muy en breve antes que se agriete el techo de nuestra casa, antes que se seque el árbol que nos da su fruto.
¡Si atrapáramos las horas! ¡Si moderáramos la marcha de los días!
¡Si fuéramos, si hiciéramos aquello que anhelamos!...
Entonces dejaría el tiempo de ser el amo, para ser nuestro esclavo. ¿Y por qué no?...
Terminemos el año puliendo la voluntad para la nueva batalla.
Esta alegría con que se despide el año que se va y se recibe al que llega muestra la decepción de lo vivido y la esperanza, siempre renovada, en un porvenir mejor.
Corazones templados y espíritus ávidos de luz, no desmayen.
Sucede el alba a la noche, la calma a la tempestad y la reconciliación a la feroz matanza.
¡Que la bondad divina descienda en mayor porción sobre la especie!
¡Que sean más buenos los buenos, para que el amor rebose de sus corazones y se infiltre hasta en las fieras que hablan, y las amanse y redima!
¡Que redoblen su afán los plantadores de la buena simiente, para que no quede un palmo donde puedan crecer las malas hierbas, cuyo solo contacto con el aire envenena las almas!
No importa que no sea este el año que nos traiga vida nueva.
¿Faltarán jóvenes fuertes para cavarnos una fosa?
¿Faltarán lindas muchachas para cubrirlas de flores?
Vuelva, pues, la sonrisa a nuestros labios y arda otra vez en nuestro corazón el fuego de la fe.
¡Algún día vendrá lo que anhelamos!
Plantan algunos un árbol y lo consagran al culto de un recuerdo, o al  hijo recién nacido.
¿Por qué no plantar este año en nuestro corazón, consagrándolo al amor?
¡Que se nutra de nuestra sangre, que forme de nuestra carne su ramaje, que florezca en piedad, que fructifique en comprensión de todas las ansiedades!
Marca ya la media noche el reloj de diamantes estelares.
Ven, búscame en la soledad, bajo el inmenso cielo y ante la enorme angustia de esta vida.
Ven y brinda conmigo porque todos los dormidos del corazón o del alma, de pena o alegría, de soberbia o de odio, despierten con la próxima aurora para siempre, y abran los ojos a la blanca luz, y abran el pecho al puro aire que sopla del naciente.
¡Pidamos juntos al cielo que su misericordia se derrame sobre este infinito de ansiedades, que es nuestra especie, atormentadas entrañas en que se gesta la humanidad futura! Amén.
Nos tomamos de las manos y juntos rezamos el Padre nuestro, y recibimos la bendición de Dios para el 2018:
Recibirás bendición y te alcanzará
Cuando oigas la voz del Señor.
Pueblos de toda la tierra compartirán
Tu amor por el nombre de Dios.
Bendito serás al  entrar,
Bendito serás al salir,
El Señor bendecirá
El fruto de tu vida,
El fruto de tu tierra,
El Señor bendecirá. Amén.
Nos abrazamos y cantamos la "Bendición irlandesa",
 y al finalizar nos saludamos personalmente los unos a los otros.
¡Gracias a Walter y Jonás por acompañarnos con la buena música!
Como no podía ser de otra manera, después del culto compartimos una comida, esta vez, un asado a la canasta ¡con postre incluído!
¡Que Dios nos bendiga en el 2018, un año a estrenar!!!

Estela Andersen

El material de este culto fue tomado y adaptado de la Red de Liturgia y Recursos de Educación Cristiana de CLAI-CELADEC

No hay comentarios:

Publicar un comentario